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¿La paz o la guerra?

Macarena Barahona lmacarena62@hotmail.com | Jueves 06 marzo, 2008


Cantera
¿La paz o la guerra?


Macarena Barahona

“¿Ven qué desagradable es el mundo?”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores francés, Bernard Kouchner, al referirse a la muerte de “Raúl Reyes”, líder de las FARC y que él era contacto e interlocutor directo de los llamados países amigos, que son los gobiernos de Francia, Suiza y España en sus esfuerzos por colaborar en el proceso de paz y negociación de secuestrados y guerrilleros presos. Contactos que caminaban hacia la visita del Presidente francés a Colombia y dentro de la actitud de conversaciones y en procura de la liberación de Ingrid Betancourt y de los estadounidenses y que en este momento se encuentran en punto muerto.
Una alta fuente del Ministro de Defensa de Colombia reveló a la AFP este lunes que una agencia estadounidense fue la que alertó, hace varias semanas, sobre la existencia de un teléfono satelital usado esporádicamente por Reyes.
Pareciera entonces que el Gobierno de Colombia tenía conocimiento por el Gobierno de Francia de estos contactos dentro del marco de facilitación que estos países llevaban a cabo.
La actitud del gobierno de Uribe en su intransigencia de “ganar” esta guerra ha abortado todo el duro proceso de acercar las divergentes posiciones de este conflicto, dentro de esta, ya casi obsoleta guerra civil. El “ganar” bombardeando a su enemigo mientras duerme en un territorio extranjero, es un siniestro triunfo que augura, no solo lo más lamentable en este momento, el suspender las negociaciones para la liberación de rehenes, sino el difamar los argumentos falaces del gobierno de Uribe, cuando se ha manifestado como creyente de las negociaciones y la pacificación. Desear la guerra y hablar de paz.
La decisión de seguir el camino de la violencia es prueba de debilidad política moral, la violencia solo avecina lamentables y futuros episodios, no solo en la tensión de los países atropellados en su soberanía como Ecuador, sino en esta área latinoamericana donde los intereses de Estados Unidos, las transnacionales, los narcotraficantes, los poderosos ejércitos y los paramilitares, pueden iniciar una elipsis de violencia difícil de contener. ¿Cuánto falta para que un gobierno colombiano con su ejército, en verdad crea en el verdadero significado de la paz? Qué desagradable es el mundo, ciertamente.

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