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La pesca de arrastre y la destrucción del Patrimonio Azul de Costa Rica

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 13 diciembre, 2017


Pizarrón

La pesca de arrastre y la destrucción del Patrimonio Azul de Costa Rica

En el proceso de la evolución los seres humanos establecieron, desde su origen y desde su separación como seres superiores, una relación armónica con la naturaleza. Fue una relación de sobrevivencia que les enseñó a conocer la naturaleza, sus componentes, su entrono natural, sus posibilidades de existencia, sus relaciones con otros seres vivientes, con el resto de los animales. Aprendieron a conocer los alimentos que les eran útiles, necesarios e indispensables. No abusaron ni explotaron la naturaleza innecesariamente, ni destruyeron alimentos, ni la naturaleza que les facilitaba y garantizaba la vida.

Probablemente, primero fueron recolectores de alimentos, de los que la naturaleza generosamente brindaba. Su relación con ellos les enseñó cuáles eran beneficiosos y cuáles dañinos, cuáles saludables y cuáles venenosos, cuáles podían enfermarlos y cuáles curarlos. Tomaban los que necesitaban para su alimentación básica. No cogían más frutos de los que consumían. Aquí desarrollaron, por elementales que fueran, conocimientos botánicos de frutos, de árboles, de matas, de los cuales podían alimentarse y hasta de conocimientos médicos rudimentarios que les permitían atender malestares físicos o sanar heridas. Así desarrollaron habilidades para tomar alimentos de árboles, de arbustos, de matas y del suelo.

De la recolección de alimentos pasaron a la cacería de animales. Para ello tuvieron que desarrollar instrumentos de cacería, armas para cazar, de palos, piedras y luego metales. Aprendieron igualmente cuáles animales podían servir de alimento y cuáles no. Incorporaron la carne a su dieta, lo que ayudó a su desarrollo.

Del mismo modo desarrollaron conocimientos zoológicos, anatómicos, para saber dónde herir mortalmente a los animales, y hasta de aprovechamiento de sus pieles. Igual que con los frutos, no mataban más de lo que necesitaban para su consumo. Cuando se ven películas de leones cazando venados, este es el comportamiento que tienen; matan lo que necesitan, no matan cien venados para comerse uno, dos o tres. Con el tiempo los seres humanos aprendieron a preservar parte de la carne.

De la cacería pasaron a la pesca, actividad más compleja aún, porque había pesca de río, de lago o lagunas y de mar u océano. Al principio pesca de orilla, poco a poco, a medida que fueron desarrollando medios de transporte, pesca de aguas adentro, en lagos, lagunas o mares. Con esto tuvieron que desarrollar conocimientos de corrientes marinas, de sobrevivencia en ríos y aguas profundas, de mareas. El pescador antiguo necesariamente aprendió a nadar y a elaborar medios de pesca, arpones, redes, medios de navegación si los necesitaba.

Las comunidades indígenas del Golfo de Nicoya poblaron todas las islas del Golfo y en los “basureros” indígenas que se han estudiado se han encontrado huesos de atún, que es un pez de mar adentro, lo que supone obviamente conocimientos de desplazamiento en las aguas del Golfo y del Océano Pacífico, de sus corrientes y de sus mareas.

De la pesca siguió la agricultura y con ello los procesos de sedentarización, de desarrollo aldeano o urbano, de domesticación de animales, como de estratificación social.

En todas estas actividades, acumulativamente se iban dando los conocimientos y las especialidades en el proceso de producción, y de las relaciones que iban estableciendo con la naturaleza, se dio la división del trabajo. Así los recolectores se especializaron en distintos tipos de frutos, los cazadores en caza mayor o menor y en aves, los pescadores en la pesca de río, de lagos y de mares, y los agricultores en sus diversos productos más la domesticación de animales, así como en las tareas propias de la aldea.

Cuando surgieron las sociedades que basaron su existencia y poder en la acumulación de riquezas, de tierras, de recursos naturales, de explotación de hombres y dominio de ellos bajo las formas de esclavos o siervos, se empezó a producir de modo extraordinario, más allá de lo que se necesitaba para consumir, y peor aún, ya modernamente, bajo el sistema capitalista, se llegó a producir alimentos en exceso al punto de que se destruían para no bajar los precios del mercado, aun cuando miles de personas no tenían accesos a esos alimentos, y miles morían de hambre. Se botaban millones de sacos de café al mar para mantener precios mundiales de cosechas. Se destruían millones de racimos de banano para no abaratar precios, por citar productos que son conocidos por los costarricenses.

La pesca hoy es una actividad muy importante a nivel mundial. Costa Rica posee bancos atuneros, domos, de carácter mundial, de una riqueza inconmesurable, brutalmente explotada por empresas extranjeras, orientales, europeas y norteamericanas, sin que el país, ni el Gobierno, puedan hacer mucho en su control, por la falta de medios para ejercer ese control soberano de nuestros mares, o por complicidad de autoridades nacionales, de muchos gobiernos, que han favorecido esa explotación casi sin ningún beneficio para el país y el pueblo costarricense, o porque no exigen, a las flotas que explotan nuestros mares, los niveles tecnológicos de rastreo de buques y de pesca que hoy existen.

Se exige que parte de la pesca que se realice en aguas costarricenses se procese en Puntarenas, pero tan solo una muestra para satisfacer la exigencia legal. El resto es llevado desde el mar, o mejor dicho, robado de nuestros mares, sin pasar por controles nacionales. Ni los guardacostas nacionales están debidamente preparados para estas tareas de control, ni el Tratado con Estados Unidos, que permite que sus naves militares naveguen nuestros mares, contribuya en el control de esta explotación ilegal del mar.

En la década de 1940 el Partido Comunista, frente a la crisis de abastecimientos ocasionada por la II Guerra Mundial, propuso políticas de pesca para asegurar alimentos a la población, que no llegaron a desarrollarse. “Pescado a peseta” era la consigna. Lástima que no hubo las condiciones desde entonces para haber desarrollado no solo una buena industria pesquera sino también una buna flota nacional, con aguas oceánicas costarricenses que son diez veces más grandes que el territorio nacional.

Un país como el nuestro con estas riquezas marinas, con más de mil kilómetros de costa en el Pacífico, con poco más de 200 kilómetros en el Caribe, hace tiempo debió haber desarrollado una flota pesquera nacional, del Estado, o en sociedad con el sector privado nacional.

El apoyo que da el gobierno a pesqueros nacionales, llamados artesanales, no es tan simbólico, y muchos de ellos dedicados usan la gasolina que se les brinda para el trasiego de droga. El subsidio en gasolina que se les da es de más de ¢10 mil millones en combustible. El organismo que dirige la pesca nacional es cómplice de este negocio, de la falta de controles eficaces, y de no retirar licencias a quienes delinquen en esta explotación irracional e ilegal, por lo que esta institución debería ser investigada, con todos sus directivos, actuales y pasados, por la actual fiscal general de la República, que probablemente encontrará importantes negocios alrededor de esta actividad.

Recientemente, se ha puesto a discusión el permiso que este organismo ha dado para facilitar la llamada pesca de arrastre.

La pesca de arrastre es un método de pesca. Es brutal en la forma en que se ejecuta. Se hace lanzando redes de deriva, lastradas, que van raspando el fondo marino para capturar todo lo que se encuentre en su paso. También se usan trasmallos y rastras. Generalmente tiene forma de calcetín donde va cayendo o entrando todo lo que se arrastre. Estas redes son remolcadas por embarcaciones o buques. Actúan en esta pesca de arrastre barcos en pareja y hasta con dos redes por barco.

En estas redes cae todo tipo de animales marinos. Aquí no importan las especies que caigan en la red, aspecto que tampoco se puede precisar, porque aunque hay redes de arrastre especiales para cierto tipo de especies de peces o camarones, las que emplean son para arrastrar todo lo que se pueda. Aquí lo que interesa es la mayor cantidad de peces y animales que se puedan atrapar o pescar, susceptibles de ser vendidas, incluidas las tortugas víctimas de esta pesca.

Este método de pesca no garantiza ninguna explotación sostenible ni evita la captura accidental de peces que no se quieran pescar.

La esencia de este método es capturar los peces de fondo. Las redes llegan al fondo oceánico destruyendo todo el fondo marino, los corales, los ambientes naturales marinos, los ecosistemas propios del fondo oceánico, los organismos de ese fondo, el plancton y alimento básico de muchas especies marinas. La pesca de arrastre altera totalmente las cadenas alimentarias de estos ecosistemas, perjudica el hábitat de las especies que viven en esos fondos y lechos marinos, altera el ciclo de vida e impide la reproducción natural provocando en muchos casos extinciones de especies.

La pesca de arrastre altera y daña todo el lecho y el hábitat marino, al destruir y dañar irreparablemente biosistemas, y al destruir los refugios naturales de muchas especies las expone a los depredadores marinos aumentando el daño ambiental y ecológico, al tiempo que reduce a estas especies depredadoras, que desempeñan un equilibrio natural.

La pesca de arrastre figurativamente hace del fondo marino. un desierto. La pesca de arrastre es similar en su efecto al que hace un arado agrícola cuando se pasa en la tierra. Con el arrastre al moverse y alterarse el fondo marino se produce una nube de sedimento, del fango marino, cuyo efecto es igual a como si alguien se metiera en una nube de ceniza volcánica.

La pesca de arrastre se hace a profundidades mayores a los 500 metros y hasta los 1.000 metros o más, según el tipo de pesca. Miles de toneladas de productos marinos extraídos de esta forma se desechan por extraer los que son rentables económicamente, o por aquellos peces que tienen mayor valor comercial. Cuánto se habla de la explotación que se hace de nuestros mares de los tiburones por arrancarles sus aletas. Desde el gobierno de Abel Pacheco se han producido protestas organizadas contra esta pesca.

A nivel mundial se ha detectado una disminución de muchas especies de peces. Por eso se han tomado medidas internacionales para prohibir la pesca de arrastre, por su efecto nocivo. En 1900 el 90% de los bosques en Costa Rica era de bosques primarios. En estos 120 años apenas hemos recuperado un 10% de ellos. ¿Queremos eso mismo con nuestro mares?

Uno de los filones de interés de la pesca de arrastre es la pesca de camarón la cual se puede compensar con la acuicultura, que facilitaría un método más sostenible, sin perjuicio para los ecosistemas marinos.

Hay que acabar con este método criminal de destruir nuestra riqueza marina. Hay que hacer efectiva la prohibición establecida por la Sala IV, la Sala Constitucional, de usar este método de pesca en Costa Rica. Así lo resolvió por sentencia del 7 de agosto de 2013, y otra recientemente.

¿Por qué no se cumple con esta Resolución de nuestro máximo Tribunal constitucional? ¿Qué intereses hay en juego? ¿Por qué el actual gobierno, su presidente, Luis Guillermo Solís, sus ministros, especialmente los del ramo, la junta directiva del Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (INCOPESCA) se empeñan en violar esta Resolución? ¿Es que hay intereses como el del cementazo alrededor de la pesca de arrastre? ¿Cuáles intereses se representan en INCOPESCA, los del país o los de las empresas navieras explotadoras de las riquezas marinas y destructoras de nuestro Patrimonio Azul? ¿Cuántos millones de dólares se mueven en este negocio? ¿Los diputados, que en la Comisión del Ambiente de la Asamblea Legislativa están impulsando el proyecto de ley, que pretende rehabilitar la pesca de arrastre en Costa Rica, están mojados como los del cementazo?

Hay convenios internacionales que prohíben la pesca de arrastre. ¿Por qué no los firmamos? Hay leyes nacionales que la prohíben y dos resoluciones de la Sala IV que la prohíben. ¿Por qué el gobierno y el Presidente se oponen a acatar la resolución judicial? ¿Ese incumplimiento del Presidente y de las autoridades de INCOPESCA no merecen acusación penal? ¿Qué hace el Ministerio Público? ¿Acaso no puede actuar de oficio ante una flagrante violación de una resolución judicial de esta naturaleza, de un delito contra la naturaleza, la ecología y la biodiversidad marina nacional?

La fiscal general de la República debería abrir expediente para investigar la posible corrupción alrededor de esta situación que se hace y mantiene contra resoluciones de la Sala IV.

El sistema económico nacional, y las políticas públicas del actual gobierno del Partido Acción Ciudadana, en este sentido, es contrario a provocar la mayor armonía con la naturaleza. Responde a intereses económicos muy poderosos, extranjeros, y quizá algunos nacionales.

Se está destruyendo nuestra riqueza marítima, provocando desempleo, hambre y acabando con el Patrimonio Azul costarricense.

¡Por lo menos digámoslo con fuerza! El presidente de la República, Luis Guillermo Solís, el Partido Acción Ciudadana que está gobernando el país, la junta directiva de INCOPESCA, los diputados interesados en establecer la pesca de arrastre, y sus socios, o quienes influyen en este organismo y en la comisión legislativa, o en estos personajes, están acabando con la riqueza marina de Costa Rica, son sus principales destructores intelectuales y merecen el peso de la ley por violentar y no acatar las resoluciones de la Sala IV en este sentido, que prohíben este tipo de pesca.

Y, el candidato del Partido Acción Ciudadana, Carlos Alvarado, que quiere continuar el cambio que Luis Guillermo Solís inició, ¿realmente, quiere continuar con esta destrucción del Patrimonio Azul de Costa Rica?

De mantenerse esta situación hay que castigar al gobierno y su Partido Acción Ciudadana el 4 de febrero próximo. Urge que se vayan del Gobierno de la República.

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