La presentación del Alajuelense dio vergüenza
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 28 mayo, 2024
Analizando detalles de la semifinal que Alajuelense le ganó a Herediano, el miércoles anterior, escribimos en esta Nota lo siguiente.
“Sin meter el bus, el León soportó el asedio del Team en la segunda parte, pero no olvidemos los “tapadones” de Leo Moreira y cómo la ofensiva que dirigió desde la banca Jafet Soto desaprovechó unas tres claras oportunidades de gol, en las narices de un portero que caprichosamente, Gustavo Alfaro no convoca a la Selección Nacional.
Contra Saprissa, estos “descuidos” de la retaguardia manuda se pueden pagar caro, porque el tridente ofensivo morado con East, Ariel y Paradela no perdona estos obsequios”.
¡Dicho y hecho!
Los dos primeros goles del Saprissa en la final, se gestan en descuidos imperdonables de la defensa manuda. En el 1-0 se quedaron estáticos, mutilados mentalmente para bloquear la acción individual de Ariel Rodríguez y en el 2-0 de Paradela, resultó frustrante observar cómo Manjrekar James le permite maniobrar a su antojo el balón a Yoserth Hernández, dándole espacio al cubano para que mande el mortero del título a la red.
El técnico del Alajuelense, Alexánder Guimaraes carga mucha responsabilidad en esta eliminación del equipo.
Se enterró con sus dos centrales, James y Alexis Gamboa, a pesar de tantas advertencias, al menos nuestras, de que son defensores lentos y desbordables. Los tres goles del Saprissa entraron por el centro de la defensa manuda, aunque en el de Sinclair, ya no jugaban ni James, ni Mitchel.
En zona de retaguardia, el técnico manudo congeló a Guillermo Villalobos, Juan Luis Pérez, Kevin Cabezas y Edward Cedeño y se apuntó a dos volantes centrales: Celso y Barrantes, que suman entre ambos 76 primaveras.
Ahora, Saprissa hubiera derrotado igual a la Liga, con cualquier alineación que ordenara “Guima”, porque hoy, el Monstruo juega a otro nivel, pero con un equipo más joven y refrescante y con figuras como Joel Campbell y Carlos Mora jugando como delanteros y no como bomberos de los laterales muy lejos del marco enemigo, quizá el Alajuelense no hubiese hecho semejante ridículo, que ha obligado a sus jugadores a pedir disculpas de nuevo a sus leales seguidores, por sus humillantes desempeños y ya suman diez temporadas con idéntico rosario.
Jugar el partido más determinante de la temporada, sin hacer un remate a marco, conociendo que el portero rival estaba limitado físicamente, solo tiene un calificativo: vergüenza.
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