La problemática ambiental y la voz de la juventud
Enrique Castillo Barrantes redaccion@larepublica.net | Lunes 07 octubre, 2024
Enrique Castillo Barrantes.
Precandidato
PLN
Recientemente tuve la oportunidad de conversar con un grupo de jóvenes estudiantes de la carrera de administración pública en la Universidad de Costa Rica. El auditorio estaba lleno de energía, y el tema principal de nuestro encuentro fue el desafío ambiental, que ha dejado de ser solo un asunto local para convertirse en una preocupación global. Los estudiantes, inquietos por la situación de nuestro planeta, centraron sus comentarios en cómo podemos, como país, alinearnos con los estándares internacionales de la OCDE, una organización que aboga por parámetros claros en temas de convivencia internacional y sostenibilidad.
Es interesante ver cómo la problemática ambiental ha evolucionado hasta convertirse en un tema prioritario no solo para gobiernos y organizaciones, sino también para la juventud. La preocupación por el cambio climático, la degradación ambiental y los recursos finitos son temas que ya no conocen fronteras. No se limitan a ciertas áreas geográficas ni a sectores específicos de la sociedad. Son, al contrario, temas que afectan a todos, y es precisamente en esa universalidad donde radica la urgencia de abordarlos de manera coordinada.
2. El "efecto mariposa" y la interconexión de los sistemas
Durante nuestra conversación, surgió una reflexión interesante basada en la teoría del caos, y más concretamente en el "efecto mariposa". Según esta teoría, pequeños cambios, como el aleteo de las alas de una mariposa en Asia, pueden desencadenar efectos significativos en otras partes del mundo. Este concepto, aunque abstracto, refleja perfectamente cómo los sistemas complejos que gobiernan nuestro planeta están profundamente interconectados. Un cambio mínimo en un ecosistema puede generar repercusiones en otro lado del mundo, y este mismo principio aplica para la crisis climática y ambiental que enfrentamos hoy.
A menudo, los fenómenos naturales nos recuerdan cuán interdependientes somos. La deforestación en un continente puede afectar los patrones climáticos de otro. Los incendios forestales, la sobreexplotación de recursos y las emisiones contaminantes no son eventos aislados; sus efectos se sienten en todas partes. Esta interconexión refuerza la necesidad de que los países trabajen juntos en soluciones comunes, ya que los problemas ambientales no pueden abordarse de manera unilateral. El mundo funciona como un sistema global, y debemos actuar como tal.
3. El comercio de carbono y los desafíos pendientes
Uno de los puntos que más discusión generó entre los estudiantes fue el papel de los créditos de carbono en la lucha contra el cambio climático. Esta iniciativa, parte de una estrategia más amplia para crear un mercado global de comercio de carbono, se ha presentado como una solución para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, las opiniones estuvieron divididas. Si bien es cierto que, en teoría, este sistema tiene el potencial de ser una herramienta eficaz para reducir las emisiones globales, los estudiantes señalaron que, en la práctica, el comercio de carbono no ha logrado generar los resultados esperados.
El problema principal radica en que muchas veces estos mecanismos no van acompañados de reducciones reales. Los países y las empresas compran créditos, pero continúan contaminando a niveles alarmantes, utilizando estos créditos como una especie de "licencia" para seguir emitiendo gases. Esta falta de compromiso real genera frustración, ya que se percibe como una medida paliativa que no aborda el núcleo del problema. Los jóvenes reconocen que se necesita una mayor vigilancia y un compromiso genuino de los actores involucrados si queremos ver un cambio significativo.
4. El rol de la juventud en la comunidad internacional
Lo que más me impresionó fue el nivel de conciencia de los jóvenes sobre la necesidad de tomar un rol activo en la comunidad internacional. Estoy convencido de que la juventud costarricense tiene muy claro lo que está sucediendo a nivel global y está preparada para asumir la responsabilidad de actuar. No se trata solo de seguir discutiendo los problemas, sino de participar directamente en la búsqueda de soluciones. Costa Rica, como país pionero en sostenibilidad, tiene una oportunidad única de ser un líder en este movimiento, y nuestros jóvenes son la clave para lograrlo.
La juventud debe tener un espacio en los foros internacionales, donde pueda expresar sus ideas y proponer iniciativas innovadoras. Si algo quedó claro en nuestro encuentro, es que estos jóvenes no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados ante la crisis climática. Quieren ser escuchados, quieren ser parte de la toma de decisiones y, lo más importante, quieren contribuir de manera significativa. Es nuestra responsabilidad, como sociedad, abrir esos espacios y darles las herramientas necesarias para que puedan incidir en el futuro de nuestro planeta.
¿Por qué no permitir que nuestros jóvenes sean los embajadores de un cambio real? Con su pasión, determinación y visión de un mundo más justo y sostenible, estoy seguro de que lograrán lo que muchos creen imposible. El cambio está en sus manos, y confío plenamente en que sabrán aprovechar esta oportunidad.