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La responsabilidad de embestir a las mujeres

Larissa Arroyo larissa@acceder.cr | Domingo 31 diciembre, 2017


Las denuncias en redes

Recientemente han emergido denuncias sobre el segmento “Uuuyyy” en la programación de Toros de Teletica por fomentar la violencia sexual en contra de las mujeres. Este segmento consiste en presentar tomas de las reacciones de las personas ya sea de susto o sorpresa por lo ocurrido en el redondel, al mismo tiempo que se escuchan los animadores haciendo el sonido “Uyyy”. Poco después, haciendo uso del mismo sonido y entre risas, enfocan la cámara en cuerpos de “algunas personas” en el evento, haciendo énfasis en el pecho y gluteos, continuando con el mismo sonido “Uyyy”.

Muchas de “esas personas” no se dan cuenta de las tomas y casi con seguridad nunca dieron su consentimiento para que su imagen fuera utilizada para dichos fines.

En redes sociales, la denuncia ha sido basada en el concepto de “acoso” probablemente por la concientización particularmente en este último año, sobre qué es el acoso sexual callejero y sus consecuencias así como la responsabilidad colectiva e individual de erradicarlo, pero esto es mucho más que acoso.  El segmento está diseñado para que por medio de un supuesto humor,  se enmascare la  violencia sexual en contra de las mujeres, y se perpetúen los roles y estereotipos de género ya que la sexualización y cosificación está dirigida unicamente hacia las mujeres.

Las mujeres se convierten en estas tomas, en objetos de deseo o de repudio pero siempre dependientes de la otra voluntad que no es la propia. Así, se sostiene una cultura de violación, bajo la normalización de la idea de que los cuerpos de las mujeres, no nos pertenecen, sino que pueden ser usados para satisfacer el deseo masculino.

Justificaciones y normalización de la violencia

Ya de por sí, es preocupante que TELETICA lucre con una actividad que atenta contra la dignidad e incluso la integridad física y moral tanto de las mujeres pero aún más grave, son las declaraciones de Fernando Atavia, productor de la programación de Toros en este canal desde hace 17 años, al decir con suma simpleza: “No creo que nadie se queje por presentar tomas de mujeres bonitas”, añadiendo enfáticamente que “No es acoso" y él, como experto en el tema define con amplitud lo que sí es acoso: “(...) Sería acoso tal vez si conociéramos a la persona, o la entrevistáramos, o supiéramos como se llama, pero es gente anónima que simplemente asiste al redondel”. Vale aclarar que en cualquier definición que usemos el acoso y/o hostigamiento sexual reconoce el factor subjetivo, es decir que no corresponde al sujeto que comete el acto definir si es violencia sexual o no.

Argumentando que se admira la belleza, el productor omite decir que esto no ocurre con los hombres de igual manera, constituyendo un trato diferenciado discriminatorio pero aún más, la supuesta exaltación de la belleza de los cuerpos de las mujeres para “uso recreacional”, parte precisamente de la falsa idea de que somos objetos sobre lo cuales otros pueden opinar (y por lo tanto eventualmente tomar decisiones y disponer de ellos derivando en acciones variadas desde acoso sexual callejero, violación y femicidio).

Valor intrínseco de las mujeres como personas

Carlos Alvarez, presentador del cuestionado segmento, declaró que habían dedicado “(...) la corrida de toros a las mujeres, exaltando su valor como mujer, como trabajadora, como madre, como hija, en el aporte que da a la sociedad. Resaltando su belleza”. Porque por supuesto, enfocar los gluteos o el pecho de una mujer es reconocer nuestros aportes al país. En la misma línea argumentativa, añadió que que no se podrían hacer tomas de las graderías, porque en ellas hay muchachas que disfrutan, gritan, ríen y se asustan, haciendo omisión por completo, que el problema no radica en sí en las mujeres y sus cuerpos, sino en el uso que el canal hace de ellos.

Las mujeres no “adquirimos” valor por ser madres, hijas o trabajadoras. Tenemos un valor intrínseco por ser personas y parece que habrá que recordarles, muy explícitamente, a los medios de comunicación  esto así como que a menos de que lo solicitemos expresamente, nadie tiene derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, ni sexualizarnos ni cosificarnos. No existimos para complacer, divertir, embellecer ni atender a nadie. Somos sujetas de derechos, libres de hacer con nuestras vidas lo que decidamos hacer y para ello el estado de Costa Rica, tiene el deber de asegurar nuestra posibilidad de vivir libres de violencia y discriminación.

Esto no es un mero tema de opinión personal

Esto NO es un tema de opinión, como plantea Alvarez, al decir que “algunos quisieron tener su propia interpretación en redes sociales y es respetable, cuando hacemos un ¡uy! es diciendo ‘¡Uy!’, ¡qué mujer más hermosa! ¿Usted piensa otra cosa, o lo toma de otra manera?, bueno, muy respetable, la nuestra es esa. Cada quien que juzgue de acuerdo a lo que sienta o a lo que piense” o como dijo Artavia: “(...) la gente en las redes sociales tiene libertad de comentar lo que quiera y a veces no atinan, pero se hace como algo viral con la doble moral que siempre tiene el tico, verdad.” Los medios de comunicación tienen una responsabilidad tanto en la erradicación como en la prevención de la violencia contra las mujeres, así que la justificación que hizo acerca de ser una sección muy vieja, sólo resulta en un intento de normalizar una conducta que siempre ha sido reprochable social y jurídicamente. Ese reproche viene, por supuesto, de la demanda de las personas televidentes pero sobre todo de la obligación jurídica que deviene de nuestra normativa, tanto para los medios de comunicación como para las instancias estatales como el INAMU, al contravenir instrumentos como  la Convención CEDAW, que dice que Costa Rica deberá tomar tomar todas las medidas apropiadas para “a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres;” y también la recomendación general 19 del Comité de dicha Convención: “d) Se adopten medidas eficaces para garantizar que los medios de comunicación respeten a la mujer y promuevan el respeto de la mujer.”. Tampoco, en vano desde Sociedad Civil denunciamos este tipo de situación y de manera directa, por lo que el Comité expresó que le preocupaba “c) La persistencia de estereotipos de género discriminatorios y de retratos sexistas de la mujer en los medios de comunicación y en la publicidad;” en Costa Rica.

El cambio es responsabilidad colectiva e individual

Pero ya que el productor de tan degradante programa lo que busca es que se haga una denuncia no sólo pública sino formal y si están tan indignadas e indignados con que en Costa Rica la diversión esté basada en la discriminación y la violencia en contra de las mujeres (y por supuesto en contra de los animales), entonces les insto a enviar sus solicitudes para eliminar no sólo dicho segmento, sino cualquier otro que use el cuerpo de las mujere para lucrar, escribiendo a escribanos@teletica.com además de hacer comentarios en las diferentes redes del Canal (FacebookTwitter e Instagram). Además es tiempo de emplazar a las autoridades estatales reguladoras de los espectáculos públicos y de defensa de los derechos humanos de las mujeres para que se pronuncien de manera vehemente sobre los efectos de la programación sexista.

Uno de mis buenos deseos para este 2018, es que por fin los medios de comunicación cumplan con su obligación de construir una Costa Rica más justa e igualitaria y que para esto, se acerquen tanto a las instituciones estatales como a Sociedad Civil para recibir por fin, la preparación profesional para cumplir a cabalidad con su función social.

Larissa Arroyo






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