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Miércoles, 30 de octubre de 2024



NOTA DE TANO


La “Saprihora” merece un estudio sicológico

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 30 julio, 2024


Orlando Sinclair a 5 segundos del final, pescó al tiburón
Orlando Sinclair a 5 segundos del final, pescó al tiburón


Esto de la “Saprihora” nos tiene a muchos mentalmente desconcentrados y merece un estudio sicológico a cargo de los profesionales del ramo.

Lo manifestamos porque estoy muy seguro, de que cientos de seguidores del Saprissa o fanáticos de equipos rivales e incluso prensa deportiva, sintieron en su corazón o a lo interno de su cuerpo, que el Monstruo le anotaría a Puntarenas el gol del triunfo en su última ofensiva.

¡Yo sí lo sentí!

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Algo gritó en mi interior, qué si el balón le llegaba a un jugador del Saprissa y no era cortado por un futbolista naranja, se concretaría el famoso gol de la “Saprihora”.

En el último suspiro, cuando al juego le quedaban cinco segundos (increíble no?), la bola cayó en los pies de Orlando Sinclair, nuestro 9 favorito y preferido para la Selección Nacional, quien le rompió la cintura al charrúa Roberto Hernández y remató al palo largo para vencer la estirada del portero Miguel Ajú.

¡Solo restaban cinco segundos!

Saprissa ha ganado muchísimos partidos en el momento en que más duele al rival, porque no tiene tiempo de reacción. Curiosamente, en este mismo juego frente a Puntarenas, el propio Sinclair desperdició una ocasión de gol, de verdad que imperdonable, al elevar un remate a dos metros de la red y sin portero al frente.

¡Claro, no era la “Saprihora!

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Los dirigentes del “Monstruo” se vanaglorian y enorgullecen del ADN de sus futbolistas. Dan a entender que un jugador se uniforma de morado y le cambia el color de su sangre.

Pero hablan poco o nada de la “Saprihora”, de esos goles que llegan en los últimos minutos, en los tiempos de reposición, en los últimos segundos, como este de Sinclair, goles que les han dado hasta títulos.

¡Capacidad, fuerza mental, orgullo, ataques incesantes por el triunfo, suerte, debilidad mental del adversario, falta de concentración de la retaguardia rival, grandeza de equipo, fragilidad del contrario!

No existe una respuesta concreta a tanta interrogante. Lo único real, verdadero, continuo, constante, incluso inexplicable, es que ese gol llega.

“La Saprihora”, es todo un fenómeno digno, repetimos, de ser estudiado sicológicamente, porque no es normal que seres humanos que están observando un partido del Saprissa, sientan, con certeza absoluta dentro de su cuerpo, que el campeón nacional en su última acción ofensiva, va a dejar el balón en las redes del portero rival.

gpandolfo@larepublica.net







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