La Tricolor: una sociedad con nuevos miembros
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 27 septiembre, 2022
El gran logro de Luis Fernando Suárez como técnico de la Selección Nacional, fue darle oportunidad de ser seleccionados nacionales, incluso con rango de titularidad, a una generación de futbolistas que estaba perdida, por la ausencia de Costa Rica a las grandes competencias internacionales de categorías menores.
La Selección se convirtió en un equipo “viejo”, dependiente de lo que podían aportar en la cancha los héroes de Brasil 14, más escasos rostros nuevos de Rusia 18.
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Joel Campbell era un atacante solitario; convocaron a Mayron George, a Jonathan Moya e incluso el propio Súarez tuvo que recurrir como emergente al eterno Alvaro Saborío. En todas las zonas del equipo, excepto la portería con Keylor Navas, la Tricolor naufragaba al no tener las glorias del mundial brasileño, socios para sostener la nave.
La primera vuelta de la eliminatoria hacia Qatar 22 fue caótica y solo un milagro futbolístico y aritmético nos podía llevar a la nueva cita mundialista.
Entonces llegaron Patrick Sequeira, Carlos Martínez, Jeffry Valverde, Juan Pablo Vargas, Daniel Chacón, Juan Luis Pérez, Ian Lawrence, Gerson Torres, Orlando Galo, Roan Wilson, Youstin Salas, Brandon Aguilera, Aaron Suárez, Carlos Mora, Jewisson Bennette y Anthony Contreras entre otros jóvenes futbolistas a darle un nuevo rostro al equipo.
Cuando el técnico Suárez abrió la rampa para que emergieran las caras nuevas de la Tricolor, los “viejos” líderes del equipo nunca más se volvieron a sentir solos.
A todos, a Navas, a Calvo, a Celso, a Bryan, a Joel, les llegó muy buena compañía.
Se hizo el milagro en la segunda vuelta de la eliminatoria, un milagro que combinó la capacidad de anotar goles determinantes incluyendo el repechaje con Nueva Zelanda, con bastante suerte, más los paradones de Keylor y el auxilio de los postes.
Selecciones como las de Panamá, Estados Unidos y Canadá, en esa segunda vuela, jugaron mejor que Costa Rica, pero no ganaron los partidos. Los ganó o empató la Selección Nacional en una bella historia que tuvo su réplica en el juego ante Corea del Sur, en un partido donde pudimos ser barridos por el excelente seleccionado asiático, pero que, analizado fríamente, lo pudo ganar Costa Rica 3-1, si Johan Venegas anota y Esteban Alvarado mide bien el área.
Salta la interrogante: ¿juega mejor el que pierde o juega mejor el que gana?
Démosle la palabra hoy a Uzbekistán.
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