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COLUMNISTAS


La reinvención del líder

Juan Carlos Pérez juaperhe@costarricense.cr | Sábado 10 noviembre, 2007


En una de sus columnas de marzo de 2003, don Alberto Cañas recordaba: “que cuando el presidente don José Joaquín Trejos propuso el proyecto de reforma a la Constitución para eliminar totalmente la posibilidad de que los ex gobernantes pudiesen regresar al poder, me opuse a ella y manifesté que nuestro país no tiene la capacidad para producir 25 estadistas de verdad cada siglo, de manera que consideraba prudente que se pudiera aprovechar el talento y experiencia de los que sirven”.

Es interesante observar como la apreciación que don Alberto hacía en aquel momento, mantiene consonancia con la tesis de que una de las principales características del buen liderazgo está en su capacidad para reinventarse. Así, autores como Harrinson Owen en su libro “El espíritu del liderazgo” afirma que la actual crisis de liderazgo es genuina, siendo una realidad que los líderes del tipo que siempre hemos conocido son pocos y asevera: “Tal vez nos preguntemos si ha sucedido algo en el código genético del Homo sapiens que le impida ser líder. ¿O los tiempos han cambiado y el liderazgo “como solía ser” ya no es apropiado…?”.

Si bien es cierto que los líderes tienen una dimensión situacional que resulta esencial en su desempeño, también lo es que otro de los atributos del buen líder es la capacidad para reinventarse. Ello es posible cuando poseen lo que algunos especialistas en la materia como Buckinghan y Clifton llaman “talento contexto”, esto es, mirar el pasado para comprender el presente y predecir el futuro.

El proceso de mirar hacia atrás revela de alguna forma como evolucionan los acontecimientos, anticipando estructuras de comportamiento, facilitando la construcción de una visión plausible, mejora la comunicación con sus seguidores al dar respuestas válidas con base en hechos reales. Lo anterior genera confianza por la sabiduría que demuestra y da sentido a entornos volátiles e inciertos, reafirmando el liderazgo por su ponderación. También evita lo efímero de aquellas decisiones mesiánicas que no contemplan las razones que explican el momento.

Esto es lo que conocemos popularmente como experiencia, cualidad determinante en la vigencia del líder a través del tiempo, pues facilita su adaptación al cambio, elemento categórico para construir una visión, actuar y tomar decisiones acertadas, proveer seguridad y certeza entre los seguidores.

Hoy, la lúcida defensa que don Alberto esgrimió hace más de 30 años para oponerse a la reforma constitucional que no permitía el regreso de los ex presientes al poder, ha sido reafirmada por el gobierno de don Oscar Arias en cuyo caso se aplica la célebre frase de Voltaire: “A las ideas con ideas, a los hombres con hechos”

El éxito de algunos hombres y mujeres para adaptarse al cambio y mantener vigencia durante años como conductores seguros de sociedades y organizaciones, es el mejor testimonio para que un país decida si aprovecha las competencias y experiencia de sus estadistas.

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