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Las calles son de todos

Tomas Nassar tnassar@nassarabogados.com | Jueves 16 abril, 2009


VERICUETOS
Las calles son de todos

Tomás Nassar

Parece mentira que esta verdad de Perogrullo haya tenido que ser acogida como el lema y el centro de actividad de un grupo de ciudadanos, cuyo único objetivo es ejercer el derecho de circular pacíficamente, sin perder la vida en el intento.
Creo que algo tan absoluta y categóricamente cierto no debería ser reivindicado por un grupo de ciudadanos, sino que debería ser pura y simplemente reconocido por todos.
No se necesita ser ciclista, profesional o aficionado, para asegurar que circular en bici por las calles y carreteras de Costa Rica, conlleva un riesgo desproporcionado.
Ya no hablemos de los “bajonazos” pistola en mano, sino de la actitud prepotente e injustificablemente violenta de, en especial, autobuses y furgones, enemigos acérrimos, pero no declarados, de los cleteros.
Tiene que haberse sentido la mole de metal literalmente encima de uno, haber visto las llantas pasarle rozando la humanidad y haber sentido la ráfaga de aire que desequilibra y obliga a agarrarse del mismo viento, para entender lo que es tener un chunche de esos peleándose con uno la orilla de la calle. Lucha desproporcionada, sin duda.
Con ocasión de mi columna de hace dos semanas, supe de la existencia de la Asociación de Deportistas contra la Violencia Vial y el Irrespeto (ACONVIVIR), una ONG creada en 2007 como iniciativa “de varios ciclistas víctimas de atropellos por conductores en estado de ebriedad”, me dijeron, y que pretende más seguridad a través de una serie de medidas concretas, de tipo legal, pero también a partir de mejorar las condiciones del tránsito y de las vías.
La abreviatura de su nombre utilizada por la Asociación es muy significativa y conlleva en sí misma el mensaje central que pretende transmitir: es posible lograr la convivencia en las carreteras nacionales de todos sus usuarios, sin que tengamos que seguir lamentando accidentes provocados en especial, aunque ciertamente no solo, por la actitud de conductores que desgraciadamente no se detienen a pensar un instante en todo el dolor que podrían evitar si actuaran más responsable, solidaria y conscientemente.
Claro que no puedo omitir la necesidad de que quienes conducen con más exposición, es decir, los ciclistas y motociclistas, asuman también responsablemente su transitar vial, por lo que creo que resultará pertinente la publicación del “Manual del Buen Ciclista”, que ha elaborado esa Asociación y para el cual sé que buscan financiamiento. Tarea incuestionable del INS el apoyar la edición de este impreso; buena fórmula de mercadeo suya o de las empresas que ingresen al mercado de seguros ahora con esto de la apertura.
Iniciativas como ACONVIVIR deben ser apoyadas irrestrictamente por el aparato del Estado y por la población civil, en especial en el desarrollo de sus programas de educación vial y en la conversión de las calles en vías adecuadas de circulación pacífica y condescendiente.
Me invitaron a asociarme a ACONVIVIR y no lo dudé ni un segundo. Me parece una extraordinaria iniciativa a la que debemos apoyar, no solo los que gustamos de las bicis, sino todos aquellos que sientan imperativo dar una oportunidad a la convivencia en todas las facetas de la vida.
Les sugiero darse una vuelta por www.aconvivir.org.

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