Las inconsistencias de Trump y las bolsas de valores
Ennio Rodríguez ennio.rodriguez@gmail.com | Martes 31 enero, 2017
Las inconsistencias de Trump y las bolsas de valores
En aparente enigma, las principales bolsas de valores estadounidenses han alcanzado niveles históricos luego del triunfo de Trump, a pesar de las inconsistencias que repetidamente han señalado múltiples economistas e inversionistas como Warren Buffett. ¿Qué explican estos resultados?
Los disparadores de los valores de los índices de las bolsas se relacionan con algunas de las promesas de campaña. Particularmente, el aumento de las inversiones de infraestructura pública tuvo un impacto en los sectores vinculados y, más generalizado, por su efecto dinamizador en la economía; la rebaja de impuestos generó un gran optimismo; y la reducción de la regulación afectó positivamente a las industrias vinculadas con el petróleo (incluidos los anuncios de aprobación de la construcción de oleoductos) y otros sectores contaminantes (el candidato Trump negó el cambio climático, cuya noción atribuyó a una invención china).
Una observación general es que el nivel elevado de las bolsas de valores en gran parte se debe a las bajas tasas de interés (bajos rendimientos de los bonos), lo cual significa que, de subir estas, sería de esperar una pérdida de valor de las acciones (retorno a los bonos). Varios factores podrían acelerar la subida de las tasas, cuyo proceso ya inició la Reserva Federal, entre ellos, el aumento en las inversiones de infraestructura. Desde un punto de vista macroeconómico, se recomienda aumentar las inversiones en infraestructura cuando existen condiciones recesivas como las que le tocó a la Administración Obama; sin embargo, al perder la mayoría demócrata en el Congreso, la mayoría republicana le impidió seguir con estos programas, lo cual probablemente prolongó la duración de la Gran Recesión. Pero hoy, la economía estadounidense se encuentra cercana al pleno empleo. Reactivar aún más la economía con políticas keynesianas ocurriría en el momento equivocado del ciclo económico, lo cual tendería a recalentar la economía y, al subir los precios, la Reserva Federal tendría que acelerar la subida de las tasas de interés. Desde este punto de vista, la subida de las bolsas de valores estaría explicado por expectativas de corto plazo, con muerte anunciada.
La rebaja generalizada de impuestos, contrario a lo afirmado por Trump y Reagan en su momento, que la rebaja de impuestos genera mayor inversión y, por lo tanto, mayor empleo, no ha podido ser demostrada en ningún lugar ni momento histórico. Sí se ha argumentado, por ejemplo, por Krugman, que estas rebajas explican gran parte de la concentración de la riqueza que ha tenido lugar en Estados Unidos en las últimas décadas. Es decir, contrario a promover el empleo en el sector de manufacturas (como fue prometido), estas medidas, si se implementaran, harían más ricos a los ricos y no mucho más. En el plano macroeconómico, combinar un aumento de las inversiones en infraestructura con una reducción de impuestos, tendería a aumentar el déficit fiscal y, en consecuencia, motivaría a la Reserva Federal a subir tasas de interés para impedir el recalentamiento de la economía. Nuevamente, la subida en las bolsas es transitoria.
Si ocurre una desregulación de sectores contaminantes y otros, sufriría el cambio climático y el acuerdo de París, pero la rentabilidad de estos sectores sí podría aumentar de manera más permanente.
En definitiva, este conjunto de medidas macroeconómicas, de ser implementadas, no augurarían un aumento sostenido de las bolsas por su efecto sobre las tasas de interés. Probablemente muchos inversores están conscientes de estas inconsistencias, pero están realizando apuestas de corto plazo, y estarán listos para vender oportunamente originado en las políticas de Trump, ya sea por las tasas de interés, el efecto de políticas comerciales, o de sus relaciones internacionales (además de otras propias de los mercados de capitales y de otros factores que podrían intervenir). El enigma, por lo tanto, es tan solo aparente.
Las inconsistencias de las políticas macroeconómicas anunciadas son reales y podrían tender a recalentar la economía innecesariamente, aumentar la concentración del ingreso, y sabotear los esfuerzos por contener el cambio climático.
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