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Las pymes como nervio y motor

Nuria Marín nmarin@alvarezymarin.com | Lunes 21 junio, 2010



Creciendo junt@s
Las pymes como nervio y motor

¿Sabían que Ruanda lideró en 2010 la lista de países con mayor nivel de reformas a favor de las pequeñas y medianas empresas? Esta es una de las conclusiones del informe del Banco Mundial Doing Business, 2010.
El informe evalúa a los países en temas claves para las pymes como los requisitos para iniciar negocios, permisos de construcción, facilidad para emplear, registro de propiedad, protección a inversionistas, pago de impuestos, comercio transfronterizo, exigibilidad contractual y facilidad para cerrar negocios.
Lo que resulta realmente extraordinario es cómo Ruanda, un país que hace 16 años vivió uno de los peores genocidios de la historia, un país desgarrado por diferencias étnicas que provocaron la muerte de poco menos de 1 millón de personas en 100 días, logró superar sus diferencias y obtener el consenso necesario para aprobar importantes reformas que le permitieron en tan solo un año pasar del puesto 143 al 67.
En el mismo tiempo Costa Rica, con su resistencia al cambio y la incapacidad de promover una proactiva agenda de desarrollos, permaneció estancada por segundo año consecutivo en el puesto 121 (de 183 países). Resulta además altamente revelador y doloroso, que con excepción de Honduras, somos superados en el tema por todos nuestros vecinos centroamericanos.
Es frecuente escuchar sobre la importancia estratégica de las pymes como nervio y motor de crecimiento, como fuente de generación de empleo, y como una eficaz herramienta para superar la informalidad. Sin embargo nos hemos quedado en el discurso y pocas veces se acompaña con políticas públicas que realmente faciliten el emprendimiento empresarial.
Producir con éxito se ha convertido en una actividad casi heroica. Vivimos con una maraña de leyes, reglamentos y trámites que pocas veces agregan valor y persistentemente operan como barreras de ingreso para los pequeños y medianos emprendimientos.
Para una empresa de mayor tamaño, aunque resulte económicamente incomprensible, será posible adquirir millonarios activos y mantenerlos sin uso ni operación incluso haciéndole frente a una pesada carga financiera. Este es un lujo imposible para una mayoría de pymes.
La dificultad para dirimir diferencias de manera rápida inhibe los emprendimientos o atentan contra su supervivencia. Procesos supuestamente abreviados, como un simple cobro judicial, toman meses incluso años, lo cual puede significar la parálisis de un negocio, la imposibilidad de ejecutar una garantía o hacer nugatoria la recuperación de una inversión.
En momentos en que el país da sus primeros pasos a la recuperación aspiro a que nos atrevamos de una vez por todas a promover impostergables reformas. Menores trámites significarán más negocios, más empleos y de mayor calidad, mayor generación de riqueza. Aumentaría la recaudación fiscal lo que implica una mayor inversión social.
La pregunta del millón, ¿qué esperamos?

Nuria Marín

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