Latinoamérica con empleados de hogar
EFE | Martes 15 enero, 2013
CODIGO OFICINA MARTES
Latinoamérica con empleados de hogar
El incremento de la población anciana ha impulsado el crecimiento de ese sector
Los empleados del hogar representan el 7,5% del total de los trabajadores en Latinoamérica y el Caribe, el porcentaje más alto del mundo, según un informe difundido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El porcentaje del 7,5% en América Latina y el Caribe se sitúa muy por encima de la media mundial de trabajadores domésticos con respeto al total de la fuerza laboral, que es de un 1,7%.
Esa proporción latinoamericana es mucho más elevada que en el resto de regiones del mundo: en Oriente Medio es de un 5,6%; en África, un 1,4%; en Asia Pacífico, un 1,2%; en los países desarrollados, un 0,8%, y Europa del Este y las repúblicas exsoviéticas, un 0,3%.
El primer informe que publica la OIT sobre el sector del trabajo doméstico en el mundo apunta a un fuerte incremento de esta actividad laboral en la región, que pasó de 10,5 millones de trabajadores domésticos en 1995 a 19,5 millones en 2010.
Las causas apuntadas por la OIT son el incremento de la población anciana, que requiere mayores cuidados, la falta de políticas que permiten la conciliación de la vida profesional y personal, y el aumento de la participación de las mujeres en el mundo laboral.
El informe apunta como otra posible razón la desigualdad económica de la población, que permite la existencia de empleadores en los puestos superiores de la escala social y personas con escasos recursos dispuestos a realizar servicios domésticos mal pagados.
“Las enormes disparidades de ingresos hace que haya mucha demanda de trabajo doméstico, pero también mucha oferta, de personas que aceptan esas labores a pesar de las precarias condiciones de trabajo”, explicó en rueda de prensa Martin Oelz, asesor legal de la OIT.
Otra característica distintiva del empleo doméstico en la región es la emigración de estos trabajadores a países vecinos debido a las diferencias de ingresos entre países, las crisis económicas y las altas tasas de desempleo en los lugares de origen.
Ginebra / EFE