Laura versus Daniel, ¿quién saldrá vencedor?
Natasha Cambronero redaccion@larepublica.net | Lunes 08 noviembre, 2010
Mandataria busca salida rápida al conflicto limítrofe, mientras a que a Ortega le favorece dilatarlo
Laura versus Daniel, ¿quién saldrá vencedor?
En la pugna entre Costa Rica y Nicaragua no solo se lucha por defender la soberanía de uno u otro país, sus gobernantes también se juegan su credibilidad y confianza.
Isla Calero es el tema de la discordia en un principio básico, sinembargo en el fondo cada mandatario tiene una estrategia en mente para sobrellevar el problema y sacarle el mayor provecho posible.
Por un lado, a Chinchilla le favorece que el conflicto se resuelva de forma rápida y efectiva en la Organización de Estados Americanos, para evitar que la disyuntiva que existe con Nicaragua ascienda a otros escenarios como la Corte Internacional de Justicia en La Haya, donde al proceso le quedarían dos años, como mínimo, antes de resolverse.
Por otro lado, a Ortega le conviene que el problema se dilate el mayor tiempo posible, para que sus intentos por reelegirse de manera consecutiva en noviembre de 2011, se fortalezcan, ya que podría seguir declarándose abanderado de la unidad de su pueblo.
En este conflicto tanto Chinchilla como Ortega tienen muchas cosas que ganar, pero también otras que perder.
Natasha Cambronero
ncambronero@larepublica.net
Laura versus Daniel, ¿quién saldrá vencedor?
En la pugna entre Costa Rica y Nicaragua no solo se lucha por defender la soberanía de uno u otro país, sus gobernantes también se juegan su credibilidad y confianza.
Isla Calero es el tema de la discordia en un principio básico, sinembargo en el fondo cada mandatario tiene una estrategia en mente para sobrellevar el problema y sacarle el mayor provecho posible.
Por un lado, a Chinchilla le favorece que el conflicto se resuelva de forma rápida y efectiva en la Organización de Estados Americanos, para evitar que la disyuntiva que existe con Nicaragua ascienda a otros escenarios como la Corte Internacional de Justicia en La Haya, donde al proceso le quedarían dos años, como mínimo, antes de resolverse.
Por otro lado, a Ortega le conviene que el problema se dilate el mayor tiempo posible, para que sus intentos por reelegirse de manera consecutiva en noviembre de 2011, se fortalezcan, ya que podría seguir declarándose abanderado de la unidad de su pueblo.
En este conflicto tanto Chinchilla como Ortega tienen muchas cosas que ganar, pero también otras que perder.
Natasha Cambronero
ncambronero@larepublica.net