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COLUMNISTAS


Lecciones aprendidas sobre la transición energética en el mundo: el caso de Nueva Zelanda

Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 20 febrero, 2023


El caso de Nueva Zelanda tiene similitudes con Noruega y ambos tienen una población muy parecida (un poco más de 5 millones de habitantes), bastante similar a la población de Costa Rica.

Su política energética está enfocada en resolver los desafíos estratégicos de su sector energético y apoyar la transición hacia una economía de bajas emisiones.

Al igual que en todos los países del mundo, en este país se considera que la energía es esencial para el desarrollo económico y social y que es fundamental para el bienestar de los habitantes.

En el 2020, las emisiones de la energía representaron el 40% de las emisiones brutas totales y el país está comprometido en hacer las cosas de manera diferente para crear un sistema energético cada vez más sostenible.

La política energética busca fortalecer continuamente el sistema energético nacional para que sea cada vez más sostenible, asequible, eficiente, seguro y confiable, y que apoye el bienestar de los habitantes.

Se tiene claro que la energía es un elemento fundamental para mejorar el crecimiento economico y la calidad de vida.

1. Perfil energético de Nueva Zelanda

En este país, las fuentes renovables nacionales de energía proporcionan la mayor parte de la electricidad (aproximadamente el 82 %) y alrededor del 40 % de la energía primaria total (fundamentalmente la geotérmica, la hidroeléctrica y la eólica).

El otro 60 % de la energía primaria proviene del petróleo (32 %), el gas natural (21 %) y una cantidad menor del carbón (7%).

Nueva Zelanda produce petróleo y gas natural, tanto en el mar como en tierra.

Casi todo el petróleo producido se exporta (básicamente a Australia y Singapur), el cual se considera de alta calidad y tiene un 20 % menos de emisiones que el promedio mundial. Su única refinería fue cerrada en el 2021.

El petróleo y el gas natural se producen a partir de 21 licencias/permisos, todos en la cuenca de Taranaki

En los yacimientos terrestres, el petróleo se transporta por oleoducto o por camión cisterna hasta las instalaciones de almacenamiento y exportación en el Puerto de Taranaki.

En alta mar, el petróleo de los campos de Tui y Maari se recolecta directamente de los buques flotantes de almacenamiento y descarga de producción (FPSO) a través de un tanquero y luego se exporta directamente a los mercados internacionales (fundamentalmente a las refinerías en Australia y Singapur).

La producción de gas natural se vende principalmente en el mercado energético nacional. También se vende localmente para usos no energéticos, como la producción de fertilizantes y de metanol.

El sector de producción de petróleo y gas natural contribuye con más de $2.500 millones al Producto Interno Bruto (PIB) del país, y el gobierno recauda alrededor de $420 millones en regalías e impuestos anualmente. Las exportaciones de petróleo tienen un valor de alrededor de $700 millones por año.

Este sector genera más de 11.000 puestos de trabajo, donde muchos de estos puestos son altamente calificados y especializados. Esto permite que los trabajadores del petróleo y el gas natural ganen el doble del salario promedio nacional, dinero que se gasta en las comunidades locales.

El Gobierno considera que las perspectivas a largo plazo para descubrir más gas natural y petróleo son muy buenas.

La Cuenca de Taranaki, que actualmente es la única cuenca productora de gas natural y petróleo, permanece poco explorada en comparación con muchas otras comparables y se considera que existe un buen potencial para nuevos descubrimientos.

El resto de Nueva Zelanda ha sido muy poco explorada, aunque las exploraciones realizadas en estas cuencas en nuevas áreas han producido descubrimientos que confirman que existen sistemas gasíferos y petroleros viables.

Sobre la importancia de seguir desarrollando el potencial nacional de gas natural como parte de la transición energética, un artículo titulado “Natural gas is a crucial transition fuel as we move to a lower carbon future”, publicado por Energy Resources, señala lo siguiente:

El descubrimiento de los yacimientos de gas natural de Kapuni y del 'gigante' de Maui proporcionó el ímpetu para desarrollar una extensa red de producción y distribución de gas natural bajo el auspicio de ‘Piense en Grande’ ('Think Big').

A medida que el sistema energético mundial avanza hacia la reducción de las emisiones, tiene sentido considerar el gas natural como una fuente de energía responsable que puede aumentar varias de las limitaciones que tienen las fuentes renovables de energía.

El gas natural genera la menor cantidad de CO2 de todos los combustibles fósiles, pero conserva todas sus ventajas. El gas natural está disponible al instante, lo que compensa la intermitencia del suministro de la energía solar y eólica.

A pesar de la producción de sus yacimientos actuales, Nueva Zelanda va a continuar desarrollando su potencial de gas natural para apoyar su transición energética. Un artículo titulado “Investment needed in natural gas during transition to renewables”, publicado por RNZ, señala lo siguiente:

El país necesita invertir decenas de millones de dólares para garantizar suficiente gas natural para apoyar el cambio hacia la energía 100 por ciento renovable para el 2030 (en el sistema eléctrico).

Necesitamos una inversión continua para asegurarnos de que esos recursos se desarrollen.

Creemos que el gas natural tiene un papel crucial que desempeñar durante la transición energética para ayudar a garantizar una transición sin problemas.

2. Transición energética

Como en todos los países del mundo, en Nueva Zelanda se tiene claro que la problemática de la reducción de las emisiones al ambiente está asociada fundamentalmente a los patrones de la demanda energética y no a la producción de energía.

Consecuentemente, la producción de energía en el país, y en el mundo, irá variando según vayan variando los patrones de consumo energético nacionales y mundiales.

Por lo tanto, no se puede hacer una reducción forzosa de la producción energética porque se crearía una crisis energética, económica y social que afectaría al país y provocaría altos precios de la energía.

Nueva Zelanda ha venido llevando a cabo un proceso de transición energética, dentro del cual se ha comprometido a alcanzar el cero neto de gases de larga duración para el 2050.

Se tiene claro que para cumplir con las metas a través de la creación de la futura economía nacional baja en carbono se va a requerir un cambio importante y una inversión muy significativa.

Este país estableció el objetivo de que el 50 % del consumo total de energía provenga de fuentes renovables para el 2035 y tiene un objetivo al que se aspira de electricidad 100 % renovable para el 2030.

La visión del Gobierno es desarrollar un sistema energético asequible, seguro y sostenible que proporcione un alto bienestar a los habitantes en un mundo con bajas emisiones.

La estrategia de energías renovables se centra en 3 objetivos principales:

• Un sistema energético inclusivo y centrado en el consumidor.

• Un sistema que fomente una mayor inversión en tecnologías de bajas emisiones.

• Un sistema energético innovador y moderno que crea nuevas oportunidades para empresas y consumidores.

Se tiene claro también que, además de cumplir con los objetivos climáticos (la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero), la transición energética debe cumplir igualmente con los objetivos de energía asequible (costos bajos) y segura (alta seguridad del suministro energético y baja volatilidad en los precios), lo cual es consistente con todos los planes exitosos de transición energética en el mundo.

Aunque la transición energética ha ido avanzando adecuadamente, se considera que aún se requiere de una inversión significativa para cumplir con los objetivos climáticos que fueron establecidos para el 2050.

El Gobierno conoce bien que existen tres áreas fundamentales que deben equilibrar simultáneamente en todo momento durante la transición energética y que son claves para lograr un crecimiento que sea económica, social y ambientalmente responsable:

• La descarbonización de la economía.

• La seguridad y estabilidad del suministro energético (abastecimiento seguro, confiable y resiliente con una volatilidad de precios reducida).

• La asequibilidad de los precios de la energía.

Las ventas de vehículos eléctricos se han venido acelerando a niveles récord en el país. Un artículo titulado “Electric vehicle sales accelerate to record highs in New Zealand”, publicado el mes pasado por The Guardian, señala los siguiente:

Las cifras oficiales de registros de vehículos livianos, que cubren casi todos los automóviles de pasajeros, mostraron que las ventas de vehículos eléctricos de batería aumentaron a poco más del 20 % el mes pasado, desde menos del 4 % en enero de 2022.

Para todo el 2022, los vehículos eléctricos de batería representaron alrededor del 15 % de las ventas de vehículos ligeros nuevos en Nueva Zelanda.

El gobierno estableció en mayo del 2022 un objetivo del 30 % de vehículos eléctricos e híbridos en las carreteras del país para el 2030, como parte de su plan para alcanzar su objetivo de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para el 2050.

Un amplio estudio titulado “Fuelling the Energy Transition for New Zealand: A Low Emissions Energy Future for New Zealand”, elaborado por Energy Resources el año pasado, señala lo siguiente:

Para obtener resultados óptimos para las personas y el planeta, una transición energética debe equilibrar tres factores críticos (llamados el “Trilema”): la asequibilidad de la energía, la seguridad energética y la sostenibilidad ambiental.

El sistema energético de Nueva Zelanda ocupó el noveno lugar en el mundo y el primero en Asia en el Índice del Trilema del World Energy Council (WEC) del 2021.

Esto se basó en el desempeño del país con respecto a los tres factores del Trilema, definidos por el World Energy Council de la siguiente manera:

• Equidad energética: la capacidad de brindar acceso universal a energía confiable y asequible para uso doméstico y comercial;

• Seguridad energética: la capacidad para satisfacer la demanda energética actual y futura y la capacidad para resistir y responder a los choques del sistema;

• Sostenibilidad ambiental: la capacidad de mitigar y evitar la degradación ambiental y los impactos en el cambio climático.

Nueva Zelanda obtuvo una calificación A para cada uno de los 3 factores, ubicándose en el 25% superior de los países a nivel mundial para cada factor.

La restauración de la confianza en la inversión ayudará a abordar las brechas energéticas futuras, y la inversión en el gas natural será importante para mejorar el desempeño del Trilema de Nueva Zelanda.

Desde la perspectiva de equidad, el gas natural ayudará a proporcionar energía y electricidad asequibles.

Desde la perspectiva de seguridad energética, el gas natural contribuye a tener una alta independencia energética, ya que es producido en el país.

Y desde la perspectiva de sostenibilidad ambiental, el gas natural es un combustible fósil de emisiones relativamente bajas que adicionalmente apoya la integración de las fuentes renovables en el sistema energético.

El estudio anterior, que muestra cómo Nueva Zelanda está impulsando exitosamente su transición energética para logar un futuro energético de bajas emisiones, concluye en lo siguiente:

Nueva Zelanda ha tomado la decisión para realizar una transición energética hacia cero neto emisiones para el 2050. Hay muchos caminos posibles para lograr este objetivo.

Si bien las energías renovables desempeñarán un papel muy importante para satisfacer las necesidades energéticas futuras del país, el gas natural será fundamental durante toda la transición.

Nueva Zelanda debe aprovechar al máximo el gas natural de producción nacional para realizar una transición energética ordenada, bien administrada y de bajo costo hacia el logro de cero neto emisiones para el 2050.

El sector de producción nacional de gas natural ya está contribuyendo a la meta de ambición neta cero de la economía nacional al haber reducido las emisiones en un 34 % entre el 2010 y el 2019, y hay mucho más trabajo en marcha.

Este sector ha venido trabajando en conjunto y con los clientes para comprender sus necesidades y garantizar que haya suficiente gas natural disponible para su transición.

Para hacer esto más eficazmente, el sector del gas natural necesita un marco regulatorio pragmático, predecible y duradero para justificar la inversión y aprovechar al máximo el gas natural necesario para respaldar una transición más amplia.

El sistema ETS (“Emissions Trading System”) debe usarse para reducir las emisiones al menor costo posible sin 'elegir ganadores' a priori (lo que significa actuar con neutralidad tecnológica); es decir, se trata de reducir las emisiones sin sofocar la inversión con políticas extralimitadas que más bien aumentan el riesgo con consecuencias no deseadas.

El cambio del enfoque anterior de una ‘eliminación gradual’ del gas natural hacia un enfoque basado en los adelantos tecnológicos para reducir las emisiones es crítico para la transición energética.

Las políticas adecuadas para lograr el propósito y las vías de consenso son claves para garantizar que se eliminen las barreras para el despliegue de las tecnologías bajas en carbono.

Al trabajar juntos, el Gobierno y el sector de recursos energéticos pueden lograr una transición energética ordenada, lo que permitirá que este sector desempeñe su papel para abordar el cambio climático en Nueva Zelanda.

El análisis realizado en esta columna sobre el caso de Nueva Zelanda muestra que este país está llevando a cabo una transición energética que va en línea con lo que están haciendo los países exitosos en el mundo.

Esta transición busca desarrollar un sistema energético sostenible, seguro (en abastecimiento y en baja volatilidad de los precios de la energía) y asequible (costos bajos) para lograr tener en el futuro un sistema económico y social que apoye fuertemente la prosperidad con bajas emisiones.

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