Lo que debería preocupar y ocupar del Informe del Estado de la Nación 2024
Anelena Sabater asabaterc1@gmail.com | Jueves 21 noviembre, 2024
Sin ánimo de querer ver “el vaso medio vacío” y no “el vaso medio lleno” lo cierto es que el Informe del Estado de la Nación 2024, concretamente la sección económica, debería preocupar (nos) y ocupar a los hacedores de políticas públicas, veamos unas pinceladas del por qué.
El informe es tan claro como contundente, el capítulo tres inicia la valoración general indicando “(…) las perspectivas económicas siguen siendo negativas, no solo por la profundización de las brechas sociales y económicas, sino también porque la respuesta de la política pública ha sido insuficiente y poco estratégica”.
A pesar de que Costa Rica tuvo un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 5% en 2023 (solo como referencia, el crecimiento mundial fue para ese año de 3.3% y el de Estados Unidos 2.9%) el informe indica que se continúa generando insuficientes oportunidades de empleo para la población del país. De hecho, no es la primera vez que el informe del Estado de la Nación reporta una desconexión entre el ritmo de crecimiento de la producción y las oportunidades laborales, desde hace varios años lo ha advertido. No está de más recalcar que este problema no es reciente, en la década de los noventa el crecimiento y el empleo crecían a ritmos parecidos (entorno al 3%), pero entre 2011 a 2021 el informe señala que la producción aumentó un 3.1%, mientras que el empleo apenas 0.4%.
Resulta intuitivo pensar que dicha desconexión afecta principalmente a las personas con menores calificaciones educativas, además, que ante momentos de crisis (recordemos que acabamos de enfrentar una pandemia) las personas con menor calificación educativa son las últimas en ser recontratadas en los años posteriores. Si contrastamos lo anterior con el gasto público en educación como porcentaje del PIB, el cual pasó de 7% en 2018 a 5.5% en 2023 el panorama resulta poco alentador.
Otro aspecto relevante del informe es la claridad con la que se refiere a las cifras fiscales de las finanzas públicas, calificando como “ortodoxo” el ajuste al gasto público que se ha venido aplicando en el país durante el último quinquenio. La tan alardeada mejora en las finanzas públicas está ligada a recortes en política e inversión social, entre las que se encuentra la educación pública.
En cuanto a desigualdad, medida por el coeficiente de Gini (0 se interpreta como la situación de perfecta igualdad y 1 la mayor concentración de los recursos), el informe señala que Costa Rica es el único país de América Latina (entre 16 países analizados) que presenta mayores brechas de ingreso entre la década actual y la de los años noventa. Específicamente, el coeficiente Gini de Costa Ricas pasó de 0.456 en 1993 a 0.505 en 2023.
Una duda razonable es cuáles van a ser las consecuencias a largo plazo de las escasas oportunidades laborales para los sectores más vulnerables, de los recortes en inversión social y del recrudecimiento de la desigualdad, así como que si no están estas situaciones directamente vinculadas con el aumento de la violencia y la inseguridad que está experimentando el país. El informe es una radiografía imprescindible para enfocar las políticas públicas, para que estas dejen de ser galimatías y aborden de raíz los problemas del país.