Manual para paliar la crisis
Jonathan Prendas jonathan.prendas@gmail.com | Lunes 14 diciembre, 2020
Jonathan Prendas
Diputado
Nueva República
Tras la aprobación en primer debate del protocolo de adhesión de Costa Rica a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), nuestro país está a un paso de ratificar el convenio que le otorga la membresía a tan selecto grupo de naciones.
Al formar parte de la organización, el país emprenderá un proceso de mejora continua, implementará estrategias probadas, exitosas, recibirá la asesoría y el acompañamiento necesarios para emprender las reformas estructurales que se requieren para dinamizar la actividad económica y mejorar la balanza de pagos.
Aun sin formar parte de la OCDE, Costa Rica ya ha recibido beneficios. Los esfuerzos por obtener el visto bueno de la organización le ayudaron al país a realizar transformaciones normativas, jurídicas y fácticas para ajustarse a los parámetros OCDE y para empezar a plantear un Estado más ordenado, competente y orientado en mejorar la vida de los costarricenses.
El análisis que Costa Rica recibió de la organización hace apenas cinco meses ofrece una hoja de ruta para salir de la crisis. Con base en su política de mejores prácticas, de experiencias de éxito, OCDE propone ser más eficientes en la gestión de la deuda e impulsar al sector productivo para mejorar el ritmo de crecimiento de la economía.
Por supuesto, menciona que es necesario controlar el gasto, para lo cual existen ideas e iniciativas que incluyen suprimir la duplicidad de funciones en las instituciones del Estado, lograr que todas las compras se tramiten a través del Sicop y efectuar cambios estructurales en el empleo público.
Lamentablemente, el gobierno PAC prefiere seguir otra senda, insiste en recurrir a más impuestos y más préstamos. Nueva República no está de acuerdo con nuevos tributos porque el Ejecutivo ha demostrado que no es un buen administrador de los recursos públicos y porque Costa Rica ya es una nación con una carga tributaria de mala calidad, lo cual afecta la competitividad de la economía y presiona a los sectores productivos.
Si bien las urgencias de corto plazo son muchas, es necesario fortalecer el mercado interno, mejorar la rentabilidad y productividad del sector privado; en un contexto de inestabilidad económica como la que vivimos, los impuestos tienen un enorme impacto sobre los costos de operación las empresas, en la inversión y en el proceso de reactivación económica.
En cuanto a más créditos, Nueva República tampoco apoya iniciativas que no estén relacionadas con el intercambio de deuda, es decir, que no favorezcan un freno al endeudamiento y al gasto. Costa Rica es el país latinoamericano que más dinero ha solicitado a los organismos multilaterales este año, pero está lejos de ser el más eficiente en la administración de esos recursos.
El manual para paliar la crisis ya está hecho; faltan ajustes y consensos que están condicionados a que el gobierno se comprometa a controlar el gasto y a efectuar las reformas estructurales que el país requiere; a actuar sobre los datos y hechos, no sobre una representación falsa de la realidad, sobre cifras poco claras o sobre políticas marcadas por un añejo sesgo ideológico.
La OCDE nos proporcionará más herramientas y opciones para construir un Estado más próspero, pero el Ejecutivo debe cambiar su mentalidad cortoplacista y pensar en el bienestar de los costarricenses. Ya existe el libro de instrucciones, de ejecución; ahora es urgente actuar y llevar la teoría a la práctica.