Marlins abrieron la billetera
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 02 abril, 2012
Marlins abrieron la billetera
En Miami, Ozzie Guillén dirigirá un equipo completamente diferente
Equipo con fama de tacaño, los Marlins decidieron abrir la billetera y firmaron al torpedero José Reyes de los Mets, por $106 millones y seis años.
Una semana después ficharon al pitcher abridor Mark Buehrle y enseguida el cerrador Heath Bell; la cuenta entre los tres agentes libres ascendió a los $191 millones. A eso hay que sumarle el pacto por cuatro años y $10 millones para su nuevo mánager, el venezolano Ozzie Guillén.
Esto hace de los Marlins, un equipo diferente.
Ahora son los Marlins de Miami, en vez de Florida. También estrenan logo, un estadio en la Pequeña Habana que costó más de $500 millones con techo retráctil para cuando llueva, además de acuarios y una escultura con flamencos que se encenderá cuando se conecten jonrones.
A los Marlins no les gusta que su proyecto sea considerado como una arriesgada apuesta, pero no existe otra forma de describirla.
Si todo sale bien, con títulos y grandes concurrencias, los ejecutivos de los Marlins serán unos genios. Caso contrario, pues quedarán expuestos al ridículo y de vuelta a la vieja historia de asientos vacíos y nóminas modestas.
Cuando se trata de los Marlins, el mejor consejo es ser escépticos.
Después de todo, esta es una película que ya se vio dos veces en el pasado, cuando después de salir campeones de la Serie Mundial en 1997 y 2003, se deshicieron de sus astros cuando se vieron abrumados por el costo de sus salarios y limitados ingresos.
El asunto dependerá de la capacidad de generar ingresos, y demostrar que un equipo de béisbol en Miami puede ser exitoso temporada tras temporada.
Estas son cuestiones económicas, pero, dejándolas de lado, los Marlins prometen ser el equipo más entretenido de las mayores.
Y no hay nadie que sepa causar polémica mejor que Guillén, famoso por su estilo de ir de frente con lo que piensa. Como adelanto, ya se hizo expulsar en un juego de pretemporada.
Amén de Reyes, Buehrle y Bell, el triunfo o fracaso de Miami dependerá también del aporte de gente que ya tenían. Y mucho de ello recae en los hombros del dominicano Hanley Ramírez, que con la llegada de Reyes tuvo que ceder su puesto como titular del campocorto para jugar en la antesala.
El campeón de bateo de la Nacional en 2009 apenas acumuló promedio de .243 con diez jonrones y 45 remolcadas en 92 juegos el año pasado, sus peores números en cada categoría, perdiéndose los últimos dos meses tras una lesión en el hombro izquierdo.
Ahora proclama que está en perfectas condiciones físicas.
Guillén es el primero en reconocer la importancia de Ramírez: “Este es el equipo de Hanley. Se trajo a esta gente de afuera para ayudarle a ganar un campeonato”.
Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net
En Miami, Ozzie Guillén dirigirá un equipo completamente diferente
Equipo con fama de tacaño, los Marlins decidieron abrir la billetera y firmaron al torpedero José Reyes de los Mets, por $106 millones y seis años.
Una semana después ficharon al pitcher abridor Mark Buehrle y enseguida el cerrador Heath Bell; la cuenta entre los tres agentes libres ascendió a los $191 millones. A eso hay que sumarle el pacto por cuatro años y $10 millones para su nuevo mánager, el venezolano Ozzie Guillén.
Esto hace de los Marlins, un equipo diferente.
Ahora son los Marlins de Miami, en vez de Florida. También estrenan logo, un estadio en la Pequeña Habana que costó más de $500 millones con techo retráctil para cuando llueva, además de acuarios y una escultura con flamencos que se encenderá cuando se conecten jonrones.
A los Marlins no les gusta que su proyecto sea considerado como una arriesgada apuesta, pero no existe otra forma de describirla.
Si todo sale bien, con títulos y grandes concurrencias, los ejecutivos de los Marlins serán unos genios. Caso contrario, pues quedarán expuestos al ridículo y de vuelta a la vieja historia de asientos vacíos y nóminas modestas.
Cuando se trata de los Marlins, el mejor consejo es ser escépticos.
Después de todo, esta es una película que ya se vio dos veces en el pasado, cuando después de salir campeones de la Serie Mundial en 1997 y 2003, se deshicieron de sus astros cuando se vieron abrumados por el costo de sus salarios y limitados ingresos.
El asunto dependerá de la capacidad de generar ingresos, y demostrar que un equipo de béisbol en Miami puede ser exitoso temporada tras temporada.
Estas son cuestiones económicas, pero, dejándolas de lado, los Marlins prometen ser el equipo más entretenido de las mayores.
Y no hay nadie que sepa causar polémica mejor que Guillén, famoso por su estilo de ir de frente con lo que piensa. Como adelanto, ya se hizo expulsar en un juego de pretemporada.
Amén de Reyes, Buehrle y Bell, el triunfo o fracaso de Miami dependerá también del aporte de gente que ya tenían. Y mucho de ello recae en los hombros del dominicano Hanley Ramírez, que con la llegada de Reyes tuvo que ceder su puesto como titular del campocorto para jugar en la antesala.
El campeón de bateo de la Nacional en 2009 apenas acumuló promedio de .243 con diez jonrones y 45 remolcadas en 92 juegos el año pasado, sus peores números en cada categoría, perdiéndose los últimos dos meses tras una lesión en el hombro izquierdo.
Ahora proclama que está en perfectas condiciones físicas.
Guillén es el primero en reconocer la importancia de Ramírez: “Este es el equipo de Hanley. Se trajo a esta gente de afuera para ayudarle a ganar un campeonato”.
Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net