Medidas fiscales para afrontar la crisis, según Obama
Medidas fiscales para afrontar la crisis, según Obama
Francisco Villalobos
fvillalobos@icstax.com
Me corresponde escribir estas líneas un día después de la toma de posesión de Barak Obama en Estados Unidos.
Es difícil no reflexionar sobre este elemento de la historia moderna, no solo por ser el primer presidente de color, sino por sus diametrales diferencias con las políticas económicas delineadas por la Casa Blanca en los últimos ocho años. Pero, como si eso no fuese suficiente, le toca al flamante y todo nuevo superhéroe de la política mundial lidiar con la peor crisis económica desde la recesión de los años 30.
Y esta, parece, es igual de grande e igual de seria. No empezamos bien, las bolsas cayeron estrepitosamente luego de escuchar al Presidente en su primer discurso hablar de mayores regulaciones y del alcance de la prosperidad reflejada en el tamaño del Producto Interno Bruto, o sea, de mayores impuestos.
De vuelta a estas mañanas soleadas y maravillosas que auguran cortes eléctricos para marzo y abril, no por el exceso de sol sino por la ausencia de sentido político, visión y planificación de los líderes de los últimos 20 años, hay que centrarse en las medidas para afrontar mejor lo que viene. Mi aporte lo hago en el tema de los impuestos, y anda más o menos por aquí: si el tema es preservar empleos, y para preservar empleos hay que asegurar el flujo de efectivo, y para asegurar el flujo de efectivo hay que retrasar los pagos lo más que se pueda, no hacer pagos innecesarios y apurar el cobro, parece que las empresas tendrían un gran alivio si el Ministerio de Hacienda mediante Resolución General autorizara a las empresas a no adelantar pagos parciales, si flexibilizara los requisitos para importar y comprar localmente sin soportar el impuesto de ventas, y mejorara los procedimientos para aceptar bienes y servicios como forma de pago.
De paso, puede hacer ya lo que ha anunciado, de permitir la depreciación acelerada de forma excepcional y por un plazo de un año. Luego, dentro de las medidas urgentes que deben aprobarse desde Cuesta de Moras, hay que cambiar de una vez por todas el IV a un IVA para que las empresas puedan acreditarse todos los impuestos soportados y otorgar para 2009 un crédito fiscal de un porcentaje de la planilla a las empresas que no la disminuyan y que igualmente otorgue un porcentaje de los pagos por seguridad social como crédito contra el impuesto de renta, si no han disminuido la planilla.
Cuidado con la propuesta de los libertarios de bajar impuestos y contribuciones a la seguridad social, aprovechando este río revuelto para instaurar de un plumazo una visión de Estado y de la economía que es precisamente la que nos tiene en este lío.
Es precisamente lo que nos decía ayer Obama y lo que no podemos perder de vista en vista de la crisis: “La cuestión para nosotros tampoco es si el mercado es una fuerza del bien o del mal. Su poder para generar riqueza y expandir la libertad no tiene rival, pero esta crisis nos ha recordado a todos que sin vigilancia, el mercado puede descontrolarse y que una nación no puede prosperar durante mucho tiempo si favorece solo a los ricos. El éxito de nuestra economía siempre ha dependido no solo del tamaño de nuestro Producto Nacional Bruto, sino del alcance de nuestra prosperidad, de nuestra habilidad de ofrecer oportunidades a todos los que lo deseen, no por caridad, sino porque es la vía más segura hacia el bien común”.
Francisco Villalobos
fvillalobos@icstax.com
Me corresponde escribir estas líneas un día después de la toma de posesión de Barak Obama en Estados Unidos.
Es difícil no reflexionar sobre este elemento de la historia moderna, no solo por ser el primer presidente de color, sino por sus diametrales diferencias con las políticas económicas delineadas por la Casa Blanca en los últimos ocho años. Pero, como si eso no fuese suficiente, le toca al flamante y todo nuevo superhéroe de la política mundial lidiar con la peor crisis económica desde la recesión de los años 30.
Y esta, parece, es igual de grande e igual de seria. No empezamos bien, las bolsas cayeron estrepitosamente luego de escuchar al Presidente en su primer discurso hablar de mayores regulaciones y del alcance de la prosperidad reflejada en el tamaño del Producto Interno Bruto, o sea, de mayores impuestos.
De vuelta a estas mañanas soleadas y maravillosas que auguran cortes eléctricos para marzo y abril, no por el exceso de sol sino por la ausencia de sentido político, visión y planificación de los líderes de los últimos 20 años, hay que centrarse en las medidas para afrontar mejor lo que viene. Mi aporte lo hago en el tema de los impuestos, y anda más o menos por aquí: si el tema es preservar empleos, y para preservar empleos hay que asegurar el flujo de efectivo, y para asegurar el flujo de efectivo hay que retrasar los pagos lo más que se pueda, no hacer pagos innecesarios y apurar el cobro, parece que las empresas tendrían un gran alivio si el Ministerio de Hacienda mediante Resolución General autorizara a las empresas a no adelantar pagos parciales, si flexibilizara los requisitos para importar y comprar localmente sin soportar el impuesto de ventas, y mejorara los procedimientos para aceptar bienes y servicios como forma de pago.
De paso, puede hacer ya lo que ha anunciado, de permitir la depreciación acelerada de forma excepcional y por un plazo de un año. Luego, dentro de las medidas urgentes que deben aprobarse desde Cuesta de Moras, hay que cambiar de una vez por todas el IV a un IVA para que las empresas puedan acreditarse todos los impuestos soportados y otorgar para 2009 un crédito fiscal de un porcentaje de la planilla a las empresas que no la disminuyan y que igualmente otorgue un porcentaje de los pagos por seguridad social como crédito contra el impuesto de renta, si no han disminuido la planilla.
Cuidado con la propuesta de los libertarios de bajar impuestos y contribuciones a la seguridad social, aprovechando este río revuelto para instaurar de un plumazo una visión de Estado y de la economía que es precisamente la que nos tiene en este lío.
Es precisamente lo que nos decía ayer Obama y lo que no podemos perder de vista en vista de la crisis: “La cuestión para nosotros tampoco es si el mercado es una fuerza del bien o del mal. Su poder para generar riqueza y expandir la libertad no tiene rival, pero esta crisis nos ha recordado a todos que sin vigilancia, el mercado puede descontrolarse y que una nación no puede prosperar durante mucho tiempo si favorece solo a los ricos. El éxito de nuestra economía siempre ha dependido no solo del tamaño de nuestro Producto Nacional Bruto, sino del alcance de nuestra prosperidad, de nuestra habilidad de ofrecer oportunidades a todos los que lo deseen, no por caridad, sino porque es la vía más segura hacia el bien común”.