Medio Oriente con epicentro en la Isla Iraní de Kharg
Daniel Suchar Zomer daniel.suchar@hotmail.com | Martes 15 octubre, 2024
Daniel Suchar Zomer, PhD
Analista Financiero. Profesor Universitario.
Email: daniel.suchar@hotmail.com
La isla de Kharg, un pequeño enclave iraní en el Golfo Pérsico, se ha convertido en el nuevo foco de tensión en el siempre volátil panorama geopolítico de Medio Oriente. Aunque su extensión es modesta, con apenas veinticuatro kilómetros cuadrados y menos de 10.000 habitantes, su importancia estratégica es monumental.
Esta isla alberga la terminal de exportación de petróleo más importante de Irán, responsable de la salida del 95% del crudo del país, una cifra que cobra mayor relevancia al recordar que Irán posee las terceras mayores reservas de petróleo del mundo. Kharg, por tanto, no solo es el corazón energético de Irán, sino también una pieza clave en la estabilidad económica global.
En estas semanas, el enclave ha pasado a estar en el punto de mira tras el bombardeo iraní (con más de 200 misiles balísticos) contra Israel el pasado 01 de octubre. La caprichosa represalia de Teherán, “motivada” por los asesinatos del líder de Hamás (figura clave de Hezbolá) y un general iraní, ha generado temores de una escalada aún mayor en el conflicto.
En este contexto, la posibilidad de un ataque a la infraestructura petrolera iraní se ha discutido abiertamente por muchos actores. Un golpe de este tipo no solo dañaría gravemente la economía persa, sino que también repercutiría en los precios del petróleo a nivel mundial, tal como sucedió después del bombardeo iraní, cuando el precio del barril Brent aumentó en más de un 2% y el del West Texas Intermediate (WTI) más de un 3%.
La isla de Kharg, por tanto, se encuentra en una situación de vulnerabilidad creciente. No sería la primera vez que este enclave estratégico es objeto de ataques en un conflicto militar como resultado de una política teocrática que no aprende a medir sus consecuencias año tras año, sobreponiendo la “firmeza política” por encima del bienestar de sus ciudadanos.
Durante la guerra entre Irán e Irak (1980-1988), las fuerzas iraquíes bombardearon las instalaciones petroleras de Kharg para debilitar la economía iraní. Se tardó décadas en reparar los daños sufridos y en restablecer la plena capacidad operativa de la terminal, que opera siete millones de barriles de crudo diarios, la mayor del planeta.
El impacto de una posible respuesta israelí sobre Kharg podría ser devastador para la economía iraní, cuyo sector petrolero representa más del 25% de su PIB. Además, un ataque de esta magnitud tendría repercusiones inmediatas en los mercados energéticos globales, incluyendo los precios en China (su principal comprador), que adquiriere más del 90% de la producción petrolera iraní.
Por otro lado, y a pesar de las vastas reservas de gas natural del país (2do Mundial), Irán no “debería” permitirse perder ingresos cruciales por la venta de petróleo, especialmente en medio de las tensiones económicas y las sanciones internacionales que ya limitan su comercio. Pero a sus gobernantes parece importarles poco o nada mientras siguen amenazando la estabilidad de la región a diestra y siniestra.
A su vez, es importante destacar que la isla de Kharg no debe confundirse con el Estrecho de Ormuz, otro punto crítico en la región. Mientras que el estrecho se encuentra bajo la influencia de Omán y los Emiratos Árabes Unidos, países que hoy en día mantienen relaciones de paz con Israel y no están involucrados directamente en el conflicto actual, Kharg es un territorio puramente iraní y su control está íntegramente en manos de Teherán.
En Ormuz, la dinámica es más compleja, con el flujo de petróleo de varios países de la región cruzando por sus aguas, pero el conflicto en torno a Kharg es esencialmente una cuestión entre Israel e Irán. Por lo tanto, la paz en la terminal de Kharg es responsabilidad política 100% Iraní y pareciera nuevamente no importarles absolutamente nada.
A nivel internacional, la posibilidad de un ataque a Kharg ha generado debate mundial. Y no es para menos, los brazos militares del diminuto David Israelí hacen temblar el Goliat Iraní (y sus secuaces) pues se han dado cuenta que Israel no está ni sola ni tampoco, desarmada ni mucho menos, improvisa a la hora de responder para protegerse legítimamente.
Y es que hoy en día, muchos países del mundo, que le dieron la espalda a Israel desde el 07 de Octubre de 2023 cuando salió a defenderse de los barbaros ataques del grupo terrorista Hamas, son quienes ahora claman su oposición a un ataque directo contra las instalaciones petroleras de Irán. Definitivamente, cuando le tocan el “bolsillo al planeta”, si abren sus ojos para calmar las aguas, pero fueron ciegos durante casi un año sobre los ataques constantes sobre el Estado de Israel desde varios frentes y sin decir nada al respecto.
Claro está, que la preocupación no solo radica en la escalada militar que podría desatarse, sino también en las consecuencias económicas globales de un aumento significativo en el precio del petróleo y de sus derivados, para un mundo que aún se recupera de los efectos de la pandemia y enfrenta desafíos inflacionarios del conflicto entre Rusia y Ucrania.
En definitiva, la isla de Kharg se ha convertido en un punto crítico en el conflicto en Medio Oriente. Pero antes de eso, debe recordársele a la comunidad internacionales (una vez más) que la interconexión entre la geopolítica y los mercados energéticos pueden tener mucha mayor estabilidad SI NO EXISTIERA LA CEGUERA GENERALIZADA frente a los constantes ataques terroristas que recibe Israel y se pusieran TODOS A TRABAJAR por una verdadera paz que tanto anhelan en el Medio Oriente.