Mejor prevenir que lamentar
| Jueves 11 marzo, 2010
Mejor prevenir que lamentar
La pandemia mundial de la enfermedad renal diabética, y la concientización sobre la magnitud de este problema y sus consecuencias para la salud, en particular para las personas con diabetes y con enfermedad renal, es el énfasis que hace este año la celebración del Día Mundial del Riñón (11 de marzo).
La prevalencia de diabetes en Costa Rica es de un 8%, proporción que traducida a números sería un aproximado de 350 mil diabéticos. De estos, hasta una tercera parte podría desarrollar enfermedad renal en diversos estadios. Lamentablemente, en nuestro país un número elevado de estos pacientes acude a nuestros centros hospitalarios con un grado avanzado de lesión renal crónica irreversible, con opciones terapéuticas de alto costo y alta tecnología, como lo son la diálisis y el trasplante renal.
Por esta razón, es importante hacer énfasis en que la enfermedad renal diabética se puede prevenir, detectar en forma temprana y tratar en fase inicial.
Llegó el tiempo de actuar contra este asesino. Este es el momento para que los pacientes entiendan la importancia de tener una dieta sana, de mantener su azúcar sanguíneo normal, y de cambiar su estilo de vida por uno sano que prevenga los estragos de la diabetes. También es tiempo para que los pacientes, sus familias, la Caja Costarricense de Seguro Social y el Ministerio de Salud concreticen estrategias para prevenir la diabetes y sus principales consecuencias.
Una persona con diabetes requiere una enorme cantidad de recursos médicos, así como cuatro veces más tiempo de atención médica y costos que un individuo que no sea diabético, a lo que debemos añadir hasta un incremento de diez a 20 veces en la morbimortalidad cardiovascular de este grupo de pacientes.
Hay una urgente necesidad de amalgamar la acción de las autoridades de salud, y los equipos de salud, en beneficio de los pacientes con diabetes y los que puedan desarrollarla en un futuro. Después de todo, la enfermedad renal diabética así como las epidemias de las enfermedades infecciosas que mucho tiempo han dominado las órdenes del día de la salud pública son potencialmente evitables.
Insto a todos los implicados y afectados para que a partir de ahora empecemos a actuar contra la pandemia de la enfermedad renal diabética y que sostengamos esta acción mucho mas allá del Día Mundial del Riñón.
Manuel Cerdas Calderón
Médico
Presidente de la Asociación Costarricense de Nefrología
mannie@racsa.co.cr
La pandemia mundial de la enfermedad renal diabética, y la concientización sobre la magnitud de este problema y sus consecuencias para la salud, en particular para las personas con diabetes y con enfermedad renal, es el énfasis que hace este año la celebración del Día Mundial del Riñón (11 de marzo).
La prevalencia de diabetes en Costa Rica es de un 8%, proporción que traducida a números sería un aproximado de 350 mil diabéticos. De estos, hasta una tercera parte podría desarrollar enfermedad renal en diversos estadios. Lamentablemente, en nuestro país un número elevado de estos pacientes acude a nuestros centros hospitalarios con un grado avanzado de lesión renal crónica irreversible, con opciones terapéuticas de alto costo y alta tecnología, como lo son la diálisis y el trasplante renal.
Por esta razón, es importante hacer énfasis en que la enfermedad renal diabética se puede prevenir, detectar en forma temprana y tratar en fase inicial.
Llegó el tiempo de actuar contra este asesino. Este es el momento para que los pacientes entiendan la importancia de tener una dieta sana, de mantener su azúcar sanguíneo normal, y de cambiar su estilo de vida por uno sano que prevenga los estragos de la diabetes. También es tiempo para que los pacientes, sus familias, la Caja Costarricense de Seguro Social y el Ministerio de Salud concreticen estrategias para prevenir la diabetes y sus principales consecuencias.
Una persona con diabetes requiere una enorme cantidad de recursos médicos, así como cuatro veces más tiempo de atención médica y costos que un individuo que no sea diabético, a lo que debemos añadir hasta un incremento de diez a 20 veces en la morbimortalidad cardiovascular de este grupo de pacientes.
Hay una urgente necesidad de amalgamar la acción de las autoridades de salud, y los equipos de salud, en beneficio de los pacientes con diabetes y los que puedan desarrollarla en un futuro. Después de todo, la enfermedad renal diabética así como las epidemias de las enfermedades infecciosas que mucho tiempo han dominado las órdenes del día de la salud pública son potencialmente evitables.
Insto a todos los implicados y afectados para que a partir de ahora empecemos a actuar contra la pandemia de la enfermedad renal diabética y que sostengamos esta acción mucho mas allá del Día Mundial del Riñón.
Manuel Cerdas Calderón
Médico
Presidente de la Asociación Costarricense de Nefrología
mannie@racsa.co.cr