Mujeres hacia el poder, ¿discriminación o reivindicación?
Natasha Cambronero redaccion@larepublica.net | Viernes 17 julio, 2009
Otorgar al sexo femenino un porcentaje de puestos políticos es visto por algunos como innecesario
Mujeres hacia el poder, ¿discriminación o reivindicación?
Quienes están a favor aseguran que la desigualdad de género impediría que las féminas ocupen altos cargos públicos
Dar a las mujeres una cuota para participar en la vida política del país y ocupar cargos públicos de poder no cuenta con todo el respaldo de la población femenina nacional.
Existen quienes consideran que este porcentaje ayuda a incrementar la discriminación de género, pues en igualdad de condiciones ambos sexos son capaces de obtener los puestos a los que aspiren.
En contraposición algunos consideran que es necesario el sistema de cuotas, pues de no existir actualmente la participación sería dominada por los hombres.
Actualmente las mujeres tienen asegurado un mínimo de participación del 40% de los cargos públicos elegibles, cifra que podría subir al 50% de aprobarse la Reforma al Código Electoral que se está tramitando en la Asamblea Legislativa.
“No somos parte de una cuota política, no se puede imponer la participación por sexo en cualquier acontecer nacional por medio de una ley, tiene que ser por capacidad, por convicciones, por preparación”, señaló Yolanda Gutiérrez, ex candidata a presidencia de la República por el Partido Independiente en 1998.
Aunque muchas féminas reconocen los beneficios que ha traído el sistema de cuotas a su participación en la política, esperan que se les reconozca por sus capacidades de realizar un buen desempeño en su trabajo y no como un género opuesto al hombre.
De igual forma, para otras seguir utilizando una cuota en la repartición del poder demuestra que el país sigue siendo machista y no ha avanzado en la equidad de género.
Por su parte, quienes están a favor de un sistema que estipule que es obligatorio que ambos sexos tengan un porcentaje de participación, consideran que es necesario para subirle el piso a la mujer e igualarla con el hombre.
Además, de no existir las cuotas la población femenina no ocuparía tantas diputaciones y cargos políticos como ocurre en países como Brasil, donde en el Parlamento ocupan el 9% de las curules.
Otra de las razones de quienes apoyan este sistema, conocido también como acciones afirmativas, es que no es una cuestión de capacidades, sino que a nivel local, la población aún no tolera que los hombres no sean quienes tienen el poder.
“Las acciones afirmativas son necesarias, está comprobado que en países en donde no se practican, la participación femenina es baja. Las cuotas de pa
rticipación política ayudan a minimizar la discriminación social y buscan que seamos iguales que los hombres”, manifestó Monserrat Sagot, directora de posgrado en Estudios de la Mujer de la Universidad de Costa Rica.
En Costa Rica, fue en 1999 que se decretó por ley que como mínimo el 40% de las personas que participaban en las papeletas de cada partido debía ser mujeres, pues antes de esta fecha muy pocas ocupaban un cargo de elección popular.
Asignarlo por estatuto ha generado grandes avances en la participación política, ya que en los últimos 20 años se pasó de tener siete féminas en la Asamblea Legislativa a 22.
Natasha Cambronero
ncambronero@larepublica.net
Mujeres hacia el poder, ¿discriminación o reivindicación?
Quienes están a favor aseguran que la desigualdad de género impediría que las féminas ocupen altos cargos públicos
Dar a las mujeres una cuota para participar en la vida política del país y ocupar cargos públicos de poder no cuenta con todo el respaldo de la población femenina nacional.Existen quienes consideran que este porcentaje ayuda a incrementar la discriminación de género, pues en igualdad de condiciones ambos sexos son capaces de obtener los puestos a los que aspiren.
En contraposición algunos consideran que es necesario el sistema de cuotas, pues de no existir actualmente la participación sería dominada por los hombres.
Actualmente las mujeres tienen asegurado un mínimo de participación del 40% de los cargos públicos elegibles, cifra que podría subir al 50% de aprobarse la Reforma al Código Electoral que se está tramitando en la Asamblea Legislativa.
“No somos parte de una cuota política, no se puede imponer la participación por sexo en cualquier acontecer nacional por medio de una ley, tiene que ser por capacidad, por convicciones, por preparación”, señaló Yolanda Gutiérrez, ex candidata a presidencia de la República por el Partido Independiente en 1998.
Aunque muchas féminas reconocen los beneficios que ha traído el sistema de cuotas a su participación en la política, esperan que se les reconozca por sus capacidades de realizar un buen desempeño en su trabajo y no como un género opuesto al hombre.
De igual forma, para otras seguir utilizando una cuota en la repartición del poder demuestra que el país sigue siendo machista y no ha avanzado en la equidad de género.
Por su parte, quienes están a favor de un sistema que estipule que es obligatorio que ambos sexos tengan un porcentaje de participación, consideran que es necesario para subirle el piso a la mujer e igualarla con el hombre.
Además, de no existir las cuotas la población femenina no ocuparía tantas diputaciones y cargos políticos como ocurre en países como Brasil, donde en el Parlamento ocupan el 9% de las curules.
Otra de las razones de quienes apoyan este sistema, conocido también como acciones afirmativas, es que no es una cuestión de capacidades, sino que a nivel local, la población aún no tolera que los hombres no sean quienes tienen el poder.
“Las acciones afirmativas son necesarias, está comprobado que en países en donde no se practican, la participación femenina es baja. Las cuotas de pa
rticipación política ayudan a minimizar la discriminación social y buscan que seamos iguales que los hombres”, manifestó Monserrat Sagot, directora de posgrado en Estudios de la Mujer de la Universidad de Costa Rica.En Costa Rica, fue en 1999 que se decretó por ley que como mínimo el 40% de las personas que participaban en las papeletas de cada partido debía ser mujeres, pues antes de esta fecha muy pocas ocupaban un cargo de elección popular.
Asignarlo por estatuto ha generado grandes avances en la participación política, ya que en los últimos 20 años se pasó de tener siete féminas en la Asamblea Legislativa a 22.
ncambronero@larepublica.net