Multinacionales potencian marcas ticas
Raquel Rodríguez rrodriguez@larepublica.net | Lunes 23 mayo, 2016
Pertenecer a grandes cadenas y multinacionales puede ser beneficioso para marcas nacionales, por su exposición a mercados extranjeros.
Ese es el caso de compañías costarricenses que fueron adquiridas por empresas foráneas, como ocurrió con TicoFrut, de producción de frutas de exportación, que fue comprada por la nicaragüense Grupo Pellas.
Entre las marcas que se “internacionalizaron” se incluye Lizano, que es parte de Unilever desde 1991. También Gallito, que forma parte de Mondel?z; Atlas que pasó a ser de Mabe, así como Pozuelo y Pops, que son de Grupo Nutresa, de Colombia.
A esta lista se le suman Luisiana y La Cima, que son de la mexicana Gruma; Pipasa y Cinta Azul, de Cargill, además de Durman Esquivel, propiedad de la compañía belga Aliaxis.
El conocimiento de las marcas, así como la ubicación estratégica es un punto que han aprovechado las compañías multinacionales.
Por ejemplo, Pozuelo mantiene su producción en la Uruca y desde 2006 forma parte de Nutresa de Colombia.
En medio de esta adquisición aumentó el nivel de innovación de la compañía, lo que hoy representa un 15% de las ventas totales.
“Las marcas tuvieron un crecimiento acelerado tanto en Costa Rica como en otros mercados internacionales; además, se consolidó su liderazgo en la región centroamericana”, dijo Alberto Hoyos, presidente de Negocio de Galletas de Grupo Nutresa.
En algunos casos, las multinacionales han optado por mantener la producción en el país generando nuevas marcas y líneas de productos.
Por ejemplo, Pozuelo ahora elabora Galletas Tosh desde su planta, lo que en su momento se transformó en un crecimiento del personal y expansión de instalaciones.
Además, la marca y sus productos se exportan a Centroamérica, Estados Unidos y el Caribe.
Ese es el caso de Lizano, de la mano de Unilever, que también llega a Estados Unidos, Panamá, Honduras y algunos países de Sudamérica.
Desafortunadamente, en otros casos, las empresas prefirieron cerrar la operación manufacturera en el país para buscar la eficiencia, luego de décadas de fabricación.
Ese fue el caso de Mondel?z, dueña de la marca Gallito, que anunció el cierre de su planta de manufactura a partir de julio; aunque mantendrá su operación comercial y de centros de servicios en el país.
La búsqueda de eficiencia y tecnología fue lo que obligó a cerrar la planta de donde salían los conocidos dulces “Morenitos” y “Guayabitas”.
Sin embargo, la compañía apostó por la construcción del centro de servicios en junio del año pasado, en el que tiene 100 empleados.
“Estamos transformando nuestro negocio, enfocándonos más en una operación orientada a los servicios de alto valor”, manifestó Juan Ignacio Muñoz, director de Operaciones de Mondel?z.
Situación similar vivió Mabe, que adquirió Atlas.
En diciembre anterior anunció su traslado de la línea de refrigeradoras a México, mientras que dos años antes había cerrado su producción de cocinas.
Para los representantes de la marca, la transacción de la compañía costarricense se realizó para maximizar las fortalezas y trayectoria de ambas, permitiendo continuar el impulso y crecimiento regional de Mabe y Atlas.
“En la empresa trabajamos para fortalecer nuestra posición de liderazgo regional mediante el desarrollo constante de nuevas tecnologías e innovaciones, la adquisición de Atlas favoreció todos estos elementos”, explicó Pablo Moreno, director de Asuntos Corporativos de Mabe.
Otra que apostó por la construcción de un centro de servicios similar fue Cargill, dueña de las marcas Pipasa y Cinta Azul, que también abrió sus puertas en junio pasado.
La instalación se prevé que tenga cerca de 800 empleados para finales de este año, en sectores como finanzas, economía, recursos humanos y abastecimiento estratégico.
Generar las oportunidades para retener a las compañías que son fusionadas con una multinacional es el reto que tiene el país, según algunos sectores de la economía.
Ese el caso de la Cámara de Industrias y la Cámara de la Industria Alimentaria, que no ven problema alguno en la adquisición de las empresas ticas, mientras se queden en territorio nacional.
“La salida de estas compañías, que generan en algún caso nostalgia por parte de los costarricenses, es signo de que el país debe replantearse la pérdida de competitividad lograda por los altos costos eléctricos y de mantenimiento de operaciones”, reflexionó Francisco Gamboa, director ejecutivo de la Cámara de Industrias.