Neurociencia ayudaría a entrenar el cerebro para hacer negocios
Bloomberg | Lunes 22 agosto, 2016
El precio de una acción está subiendo y bajando en la pantalla delante de usted. ¿Evaluará racionalmente las probabilidades de que el precio suba antes de negociar? ¿O hará lo que le dicte su intuición?
Probablemente tienda a pensar que la capacidad superior, ese misterioso factor X que algunos operadores parecen tener, tiene su origen en el primer escenario. Pero hace un par de años, investigadores del California Institute of Technology (Caltech) se tomaron la molestia de fotografiar los cerebros de personas mientras evaluaban transacciones comerciales. Sorpresa: por más racional que usted sea, lo más probable es que mayormente elija el presentimiento.
Utilizando escáneres tomados por medio de una imagen por resonancia magnética funcional (fMRI, por su sigla en inglés), los neurocientíficos pueden identificar las estructuras cerebrales asociadas con actividades particulares. Para lograrlo, colocan a un individuo en una máquina, lo hacen resolver un problema matemático y así ellos pueden ver cómo explotan los fuegos artificiales. Las estructuras relacionadas a la matemática no son las que se encienden en el experimento del Caltech. En cambio, la activación ocurrió en partes del cerebro asociadas con algo que los psicólogos llaman “teoría de la mente”.
Esta, esencialmente, es la capacidad de leer lo que piensan otras personas. “Es un punto de vista sobre lo que otra persona está pensando, sintiendo y lo que hará probablemente”, dice Denise Shull, fundadora de ReThink Group, firma de investigación y consultoría con sede en Nueva York que capacita a profesionales financieros y a deportistas. Uno, inconscientemente, usa la teoría de la mente todo el tiempo para procesar experiencias en el mundo, dice Shull.
En el experimento de Caltech, detallado en el ensayo “Exploring the Nature of Trader Intuition”, publicado en The Journal of Finance en 2010, los investigadores establecieron un mercado estilizado. Los participantes tenían que cotizar dos “acciones” en una serie de sesiones. El pago de las dos acciones en conjunto estaba fijado en 50 centavos, pero la parte del pago que provendría de cada acción sería revelada solo al final de la sesión. Una pagaría 49 centavos y la otra, un centavo, por ejemplo.
En algunas sesiones, ninguno de los participantes tenía información adicional sobre los pagos. En otras sesiones, algunos participantes recibieron pistas sobre los posibles resultados. Con base en esas pistas, esos participantes podían ofertar más por una de las acciones.
El estudio de Caltech tiene algunas repercusiones interesantes. Entre ellas se encuentra que la teoría de la mente podría explicar la manera en que los operadores desinformados infieren nueva información y actúan con base en esta, de manera que los precios rápidamente lo reflejan por completo, como lo asevera la hipótesis del mercado eficiente, piedra angular de la teoría financiera.
El misterioso factor X no es tan misterioso después de todo, según Shull de ReThink. “Yo describiría el factor X de las decisiones riesgosas como parte de una serie de competencias emocionales que se extienden desde el conocimiento al reconocimiento y a la comprensión”, dijo. Una parte es la autoconciencia emocional, saber que no se debe tomar una decisión cuando se está agitado, por ejemplo. Otra es la capacidad de pronosticar precios e interpretar a las personas.
De esta manera, ¿es posible mejorar las habilidades para lograrlo? Shull dice que sí. “Es entrenable”. Aunque la teoría de la mente es inconsciente, la investigadora dice que existe una versión consciente del mismo tipo de procesamiento, lo que ella denomina “empatía cognitiva”. “La empatía cognitiva consiste en pensar en algo e intentar hacerlo intencionalmente y así cada uno puede entrenar por su cuenta”, agrega.