“No podemos seguir viviendo de espalda al mar”: Ministra de Ambiente

El océano parece ser el gran olvidado de la política ambiental de Costa Rica, y para revertirlo el país suma esfuerzos en procura de darle relevancia a su conservación.

Involucrar a la ciudadanía, el sector pesquero, turístico y comercial, es la misión que se ha encomendado Andrea Meza, ministra de Ambiente y Energía, para revertir la fría cifra de solo un 2,7% de territorio marino protegido en Costa Rica.

Meza conversó con LA REPÚBLICA sobre estos esfuerzos para mejorar la conservación del mar de manera más acorde a la reputación verde que se tiene internacionalmente.

¿Qué esfuerzos ha hecho el país en pro de la protección del mar en los últimos años?

Los esfuerzos se han hecho partiendo de que primero debemos conocer el mar para poder gestionarlo mejor. Todos estos años hemos vivido de espalda al mar, porque nunca lo hemos considerado como propio ni lo hemos interiorizado como ciudadanos, pese a que más de un 92% de nuestro territorio es mar.

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Las prioridades pasan por entender, darle valor y poner el mar en las políticas públicas, porque a mí parecer, no lo hemos estado cuidando ni gestionando de la mejor manera. Nuestro enfoque son soluciones basadas en los océanos, con un balance entre lo ambiental y lo económico.

¿Por qué Costa Rica solo protege un 2,7% de su territorio marino?

A veces parece que el mar solo lo usan los pescadores, pero la verdad es que es crucial para el sector turístico, exportador y en un futuro no muy lejano, para el energético.

Esto pasa porque hemos centrado mucho la atención de la agenda ambiental en la parte terrestre, y el dato que usted menciona es alarmante.

Debemos centrarnos en las Zonas Económicas Especiales, en la pesca sostenible y en los parques azules, en esos catalizadores de la economía que tiene el mar, apostando arriesgadamente como lo hicimos con la conservación de zonas terrestres.

¿Por qué es importante conservar los océanos en un contexto de crisis climática como el que vivimos?

Los océanos tienen un rol fundamental en la regulación de la temperatura del planeta y además es uno de los mayores fijadores de carbono que tiene la naturaleza; su rol, en la crisis climática, es fundamental, por ello no debe estar “enfermo”, tan contaminado.

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¿Cómo resolver los retos de financiamiento que implica proteger los mares?

Hay posibilidades, hay fondos disponibles y por ello Costa Rica debe ser ambicioso y un jugador rápido, ya que no puede competir por tamaño, sino que debe hacerlo con innovación.

Tenemos que tocar las puertas de estos organismos internacionales que fondean los proyectos con programas concretos y contenidos innovadores, para poder acceder a ese financiamiento.

¿Cuáles metas tienen establecidas para la conservación de los mares?

Hemos incluido varias metas específicas en relación con los océanos dentro de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (previstas para la disminución de emisiones de los países), justamente reconociendo su valor y lo que implica conservarlo.

A nivel internacional Costa Rica forma parte de la meta 30x30 de promover la conservación de un 30% de nuestro territorio terrestre y marino al 2030, respectivamente; donde tenemos un avance del 26% en la tierra y en el caso marino, pues el reto es mayor, porque tenemos menos de un 3% protegido y una agenda rezagada.

¿Cómo involucrar al sector pesquero en estas metas después del desgaste que hubo con el tema de la pesca de arrastre?

Hay que entender que no existe una única comunidad pesquera y que realmente muchos de los pescadores artesanales estaban a favor del veto. Claramente se afectó a un grupo de personas, especialmente los poseedores de las licencias de pesca de arrastre, pero el veto conllevaba un esfuerzo que deben realizar todos los pescadores para no agotar el recurso, aumentar las tallas y así darle mayor valor agregado a la actividad.

Ahora impulsamos la maricultura, reducimos los trámites para los sistemas de camarón de cultivo y promovemos una gestión integral de los manglares, con el fin de que las personas en las costas aumenten su producción por otras vías.