Nota de Tano: Zinedine Zidane se comió al temeroso Emery
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 16 febrero, 2018
Zinedine Zidane se comió al temeroso Emery
El partido entre Real Madrid y el PSG lo botó el técnico español de los galos, Unai Emery.
De larga distancia se apreció, entre quienes no somos habituales en ver jugar a los franceses, que el equipo se notaba hasta sobrado para pasarles por encima a los compañeros de Keylor Navas, si apretaba la acción. Sin embargo, al estratega de la visita le fue agradando cada minuto más de juego el 1-1 que campeaba en el marcador y no ordenó el menor movimiento táctico para alterarlo.
“Empato en casa y me los trago en París”, seguro pensó.
La señal más evidente de no arriesgar en ofensiva se dio en el minuto 65, cuando sacó del terreno de juego a Edinson Cavani y metió como defensa derecho al belga Meunier, un verdadero colador, en una zona por donde minutos después el Madrid hizo fiesta.
Los dos goles del triunfo madridista se gestaron en ese sector en las piernas de Marco Asensio, quien entró de cambio y se instaló en la franja izquierda del ataque local, de donde salieron los servicios para los goles de la victoria, de Cristiano en el 83’ y de Marcelo en el 86’.
Un movimiento táctico garrafal de Emery, sacó de la defensa derecha a Dani Alves, quien pasó a la medular y adelantaron en ofensiva al italiano Verrati, transformación táctica que nadie entendió y que terminó de hundir a los chicos de Neymar.
Desde luego que las variantes que ordenó Zidane con los ingresos de Bale, Vázquez y Asensio catapultaron a los merengues al triunfo, pero quedó la impresión de que si los franceses hubieran apurado las cosas después del 1-0 a favor y no se atrincheran tan temprano, otro gallo pudo haber cantado en el Bernabéu, atiborrado por 79 mil espectadores.
Decimos esto porque cuando el tridente Mbappé, Cavani y Neymar se dispuso a jugar y a atacar, entraron con relativa facilidad a los predios de Sergio Ramos y compañía, pero nunca insistieron en procurar ofensivas.
Eso ayudó a que Keylor Navas tuviera una noche tranquila y solo se vio obligado a una tremenda parada ante remate de Mbappé que era el 2-0.
Al final del encuentro, Unai Emery responsabilizó al árbitro del juego, el italiano Gianluca Rocchi por la derrota de su nómina, sacudiéndose así de sus propios desaciertos.
Nos quedó la impresión, por lo visto en este juego, de que el señor Emery es poco entrenador para semejante equipo.
gpandolfo@larepublica.net
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