Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 03 abril, 2013
Por el momento, la única manera de que los llamados cuatro grandes de nuestro fútbol se metan en semifinales, es desbancando al intruso Pérez Zeledón.
Hubo un momento al inicio del campeonato, en que clubes no tradicionales se metieron entre los primeros cuatro clasificados: el propio Pérez, Carmelita estuvo algunas semanas por ahí, Santos.
Fue la corta etapa en que Cartaginés era puntero absoluto, pero la Liga, Saprissa y Herediano no hacían las cosas bien y no se les daban los resultados. Sin embargo, conforme el torneo avanzó, las aguas volvieron a su cauce natural. Los morados se acomodaron en el segundo lugar, los manudos se instalaron terceros y los florenses empezaron a olfatear el cuarto puesto y llegaron a él.
Eso sí, todos, de segundos, terceros o cuartos, tuvieron a los guerreros del sur a la par o a poca distancia.
Después de mirar tanto fútbol, cuesta asimilar que en la mayoría de los campeonatos normalmente los equipos grandes al final se clasifican en las primeras posiciones y son mínimas o menores las ocasiones en que los chicos los desplazan.
Algo sucede, aquí o allá, que se producen situaciones que favorecen a los poderosos y perjudican a los modestos.
El domingo pasado en el campeonato nacional se produjo este suceso.
Ese extrañísimo y sorprendente gol de Limón, anotado por Jesús Espinoza en el minuto 90, desde un ángulo y una distancia poco común para buscar una anotación y que tomó adelantado al portero de Pérez, Luis Diego Sequeira, le costó al equipo generaleño dos puntos de oro, vitales para amarrar en solitario el tercer lugar de la clasificación y ubicarse a solo un punto de los morados en el segundo lugar. Nadie se explica cómo entró esa pelota; ni el jugador que la incrustó, que remató desesperado a lo que fuera.
Pues bien, perfectamente ese gol de Limón, podría ser el responsable de que al final de cuentas Pérez Zeledón se quede fuera de las semifinales, aunque queda mucho trecho por recorrer y los guerreros dependen de ellos mismos.
Pero a lo que vamos es a lo otro, a comentar que si esa bola no entra, hoy Pérez Zeledón estaría en la nuca del Saprissa y no amontonado con la Liga, Herediano y Santos en procura de la clasificación.
¿Por qué entró ese gol? Suerte de los grandes; las cosas curiosas se dan, suman y al final de cuentas se clasifican los mismos. La historia así lo decreta.
gpandolfo@larepublica.net
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