Nuestro campeonato es un tumor sin cura
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 24 noviembre, 2023
Pablo Arboine ha sido defensa central y defensa derecho con el Saprissa.
En varios partidos, Vladimir Quesada lo ha alineado como lateral derecho, de manera que ubicarlo en esa posición por Gustavo Alfaro para la ida ante Panamá, no fue improvisación.
Lo que sucede, y no solo en el caso de Pablo, sino en el de la mayoría de los seleccionados que no son legionarios y compiten en nuestro campeonato, es qué, salvo cuando enfrentan a los equipos llamados grandes, juegan en zona de confort.
Me explico.
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Cuando Saprissa enfrenta, sobre todo como local a Grecia, San Carlos, Pérez Zeledón, Santos, Puntarenas y equipos de media tabla para abajo, normalmente, no siempre, el rival juega con un solo delantero. La formación preferida de los colegas de don Vladimir es un 5-4-1 o 4-5-1, de manera que Arboine, ubicado en el sector derecho de la retaguardia morada, ni siquiera tiene a quien marcar. A su compañero Fidel Escobar o a Kendall Waston, les sobra y basta para secar al aislado atacante que los enfrenta.
Se supone que Arboine tiene que “fajarse” con el volante que el rival ubica en el sector izquierdo, o con el carrilero de ese mismo sector, pero la superioridad del Saprissa sobre sus débiles contrincantes, limita esa función.
En otras palabras, de los 22 partidos que Pablo Arboine juega como defensa derecho o central del Monstruo, en unos 15 o 16 de esos juegos, el futbolista no está expuesto a ninguna presión, se la “tira rico”, su equipo golea, el futbolista morado luce seguro y es convocado a la Selección Nacional.
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Gustavo Alfaro lo escoge como defensa derecho titular para enfrentar a Panamá, Arboine salta a la cancha y desde el primer minuto se da cuenta que “la cosa cambia”.
El técnico canalero le para tres atacantes: Carrasquilla, Fajardo y Bárcenas, todos en las narices de la línea de cuatro costarricense y pronto se inicia la pesadilla para el defensor nacional.
En ninguno de los 22 partidos o menos que Arboine jugó en el Apertura, se topó, ni por asomo, con un delantero de las características de Edgar Bárcenas, abierto por el sector izquierdo del ataque canalero, quien desde luego hizo fiesta ante la pobre marca e incluso el nerviosismo que presentó Pablo, reflejado en la serie de pases equivocados que regaló.
¿Responsabilidad de Arboine?
¡No!
Son los asambleístas que insisten en planificar un campeonato poco competitivo, injusto y desequilibrado los responsables.
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