Nueva York, reina de las maratones
Walter Herrera wherrera@larepublica.net | Viernes 04 noviembre, 2016
El próximo domingo 6 de noviembre, la ciudad de Nueva York acogerá la carrera más popular entre los runners.
Su consideración de número uno mundial se debe, en gran medida, a la cifra récord de participantes. Aproximadamente 54 mil personas se reúnen cada año por sus calles para ejercitarse.
Esta es la carrera más cosmopolita y prestigiosa de todas, es el sueño de muchos atletas, ya sea popular o profesional.
Los participantes tendrán que recorrer los 42,195 km del mítico trazado que arranca en el puente de Verrazano y acaba en el corazón del Central Park.
Pero disponer de un dorsal para llegar a cumplir este sueño no es un proceso nada fácil, ya que cada año son más de 250 mil las solicitudes que los organizadores reciben desde todas partes del mundo.
Excepto para los corredores profesionales o para aquellos que no lo son pero han logrado las marcas mínimas requeridas, obtener un dorsal para correr la maratón de Nueva York suele ser un camino de espinas.
La vía directa para lograrlo es rascarse el bolsillo y comprar los elitistas paquetes turísticos a uno de los agentes autorizados (normalmente solo uno o dos por país) que por unos 2 mil euros incluyen el viaje y el hotel y garantizan la inscripción, que cuesta unos 485 euros y hay que pagar aparte.
Pero para la mayoría de los mortales la vía para poder correr la célebre maratón, que recorre los cinco distritos de la Gran Manzana, es entrar en el sorteo de cupos que tiene lugar cada año durante el mes de marzo, un sistema conocido como “lottery”, cuya inscripción se abre en enero, 11 meses antes de la carrera.
La preinscripción en el sorteo cuesta unos 10 euros, que no son retornables, y solo un 15% de los que participan en este consigue el premio, o lo que es lo mismo, un dorsal.
Antiguamente, no ser agraciado en el sorteo durante tres años consecutivos daba derecho a acceder a un dorsal en el cuarto, pero esta norma se abolió en 2013.