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Nuevo año, nueva oportunidad

Shirley Saborío shirley.saborio@cpc.cr | Viernes 05 enero, 2018


Nuevo año, nueva oportunidad

El inicio de un nuevo año siempre es momento adecuado para replantear nuestras metas y propósitos. Es tiempo para agradecer y para dejar atrás lo malo, perdonar, pedir perdón y empezar de nuevo. Es momento para tomar decisiones y fijar nuestros anhelos.

Los míos son siempre ambiciosos. Me gustaría que mis hijos, y todos los niños del país, tengan mayores oportunidades, que se conviertan en adultos en un país seguro, que les brinde una educación de clase mundial. Donde ninguna persona padezca ni el desempleo ni la informalidad, ni muera sin una adecuada atención médica. Me encantaría que el país de mañana sea aquel donde haya cada vez más empresas prósperas y productivas que creen más innovación, investigación y empleos. Que siga siendo una nación que se distinga por su conciencia ambiental y donde las mujeres tengamos las mismas oportunidades que los hombres.

También me gustaría que ser empresario sea una aspiración compartida, donde la riqueza sirva como vehículo para ayudar a los que menos tienen. Un país donde el ambiente para invertir y prosperar sea real. Donde los servidores públicos comprendan su naturaleza y la importancia de sus oportunas decisiones. Donde las familias asumamos el rol que nos corresponde en el cuido de niños y adultos mayores.

Creo que todo eso es posible si finalmente trabajamos juntos por un fin común. Si dejamos de señalar a propios y extraños. Este es un momento crucial para pensar en el país que queremos. En 30 días los costarricenses iremos a las urnas para elegir a nuestro nuevo gobernante, será la persona quien dirigirá nuestros destinos al cumplir los 200 años de vida independiente. También elegiremos a los diputados de la Asamblea Legislativa, y aunque para mucha gente este tema no parece relevante, realmente lo es. Elegir a las nuevas autoridades es responsabilidad de todos, porque a partir del 8 de mayo tendremos un nuevo gobierno, hayamos o no votado por ellos. Y de ahí la enorme importancia de no delegar nuestra responsabilidad.

El 4 de febrero viviremos una nueva fiesta electoral. Para ello estos días son importantes; debemos informarnos, leer, y conocer de las propuestas que hay sobre la mesa. Afortunadamente Costa Rica cuenta con 13 aspirantes a la Presidencia. Son personas con buenas intenciones, unas más formadas que otras, unos con más experiencia que otros. Algunos militan en partidos con trayectoria en la vida democrática de Costa Rica, otros no tanto. Pero lo cierto es que son costarricenses que desde su óptica presentan planes que como electores nos corresponde valorar y decidir. Lo que es fundamental es entender, que el mejor país es aquel donde todos estemos mejor. Y esto es posible cuando entendamos que mantener el aparato estatal tiene un alto costo, pero que ese Estado está en la obligación de devolvernos servicios y algunos bienes (pocos afortunadamente), que deben ser de calidad. Que el costo de mantener ese Estado depende de todos, en la medida de las posibilidades reales. Y que no es sostenible en el tiempo que unos estén bien mientras haya muchos que no lo estén. Que el Estado cuenta con la responsabilidad de crear un entorno favorable a la inversión, y que este país sin inversión privada, no podría ser.

Costa Rica cuenta con unas condiciones extraordinarias para mejorar sus niveles de desarrollo y competitividad. Hacen falta decisión y capacidad de ejecución, y sobre todo, hace falta que recuperemos la confianza y la credibilidad. Que la ilusión de una nueva etapa en la construcción de esta democracia sea compartida por todos. Pero estamos a tiempo de lograr estos niveles de confianza suficientes para avanzar y superar el subdesarrollo.

Que este 2018 sea el inicio de una prosperidad compartida y sostenible. Asumamos el rol que nos corresponde a cada uno, porque hoy se nos abre otra oportunidad. No la perdamos.

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