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COLUMNISTAS


Otra empresa posible

Luis Mastroeni luis@luismastroeni.com | Viernes 19 julio, 2024


¿Por qué cambiar?; ¿por qué gestionar diferente la empresa? Porque funciona, porque es rentable, porque hace bien, porque disminuye riesgos, porque aumenta oportunidades, porque prepara para el futuro, porque… son muchos porqués.

Sin embargo, la mejor respuesta es porque existe otra forma de hacer empresa, existe una manera distinta de operar, existe otra empresa posible.

Las empresas pueden (y deben) cambiar; pueden convertirse en maquinarias para hacer el bien; pueden usar su gran poder, su innovación, su capacidad de hacer que las cosas pasen con una visión diferente, más allá de aquella añeja fórmula de solo hacer dinero.

Las otras empresas que son posibles inician de adentro hacia afuera. Hacen que las personas que las integran sean felices y disfrutan mientras trabajan, en esas empresas la gente va con gusto y no solo porque sus cuentas se llenan cada quincena, sino porque tienen un propósito en común. Las personas viven su propósito mientras le aportan al propósito de la compañía. Ganan juntas, vibran juntas, prosperan juntas.

En estas empresas la junta directiva está clara de que solo hacer dinero, ya pasó de moda, hay que hacerlo, pero para distribuirlo de otra manera, no solo a los dueños o accionistas, sino también a los públicos que están alrededor. Y no hablo de regalar nada, hablo de cooperar entre todos, para que a todos les vaya mejor. Esa empresa hace alianzas, piensa en todos y distribuye valor porque en la medida en que a todos les vaya bien, a ella le irá bien.

La otra empresa posible hace política pública en conjunto con los Gobiernos, porque sabe que la única manera de multiplicar sus esfuerzos y llevarlos a todos los rincones de los países o las regiones, es a través de las instituciones públicas que brindan salud, seguridad, educación y que brindan servicios para que todos tengan lugares donde vivir en paz.

Estas empresas, que son diferentes, que han decidido cambiar, siguen siendo rentables. En todas aquellas por las que he pasado, siempre les va bien, nunca las he visto caer en sus indicadores financieros, siempre son líderes, siempre son bien vistas por la sociedad. Son apreciadas, generan confianza y atraen talento.

La otra empresa posible quiere hacer un pacto con la naturaleza porque comprende que solo hay un planeta y que, si la naturaleza se enferma, ella se enferma. Aunque parezca mentira las empresas tradicionales no han entendido que si la naturaleza se desagrada los ambientes empiezan a volverse contra las operaciones y los negocios deben invertir más para recuperarse.

La otra empresa posible hace un pacto con los ecosistemas, los recupera y no los lleva a sus extremos, sino que comprende que hay un límite para operar; comprende que no puede crecer infinitamente porque no tiene lógica, ni sentido. La otra empresa posible, sabe que, si no sigue las reglas de la naturaleza, no podrá seguir operando de forma prolongada.

Ya no es un tema del corazón, es un tema de la razón. No podemos seguir operando empresas sabiendo que las sociedades se degradan. Porque al final, ¿a quién le venderemos, si destruimos las condiciones para que la sociedad sea posible?

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