País expuesto por ingreso de alimentos transgénicos
Ernesto Villalobos evillalobos@larepublica.net | Sábado 26 marzo, 2011
Salud y Fitosanitario se endosan responsabilidad de controles sobre granos alterados genéticamente
País expuesto por ingreso de alimentos transgénicos
No se sabe cuánto del maíz que se importa es producto de ensayos en laboratorio
Al país ingresan cada año unas 616 toneladas métricas de maíz en grano, sin embargo no existe certeza de cuánto corresponde a especies alteradas genéticamente o transgénicas.
La ausencia de procesos de control sobre la seguridad absoluta de lo que comen los costarricenses hace que la situación sea delicada, en tanto estos productos han sido identificados por protocolos internacionales de reproducción y manejo de alimentos, como riesgosos, tanto para la salud humana como para las especies vegetales autóctonas.
El mismo peligro corre cualquier otro alimento a granel —trigo, soya o sorgo—, o bien insumos que sirvan de base en concentrados para animales de granja.
“La ley nos obliga a efectuar controles sobre la calidad vegetal de los granos que ingresan, pero no dice nada sobre llevar a cabo pruebas que determinen si el maíz o el trigo son productos mejorados genéticamente. En todo caso, si hubiera una entidad que deba ocuparse de esas evaluaciones, sería el Ministerio de Salud”, afirmó Jorge Araya, supervisor técnico nacional de Cuarentena Vegetal, del Servicio Fitosanitario del Estado.
Sin embargo, esta apreciación del funcionario del Servicio Fitosanitario no coincide con el criterio de la titular de la salud pública.
“Todo producto alimenticio que se importe, debe venir certificado como libre de transgénicos. Así, el Servicio Fitosanitario es el que se encarga de los controles que estipula la ley, relacionados con importaciones de alimentos a granel. Solamente cuando ellos tienen alguna duda, que podría aclararse con la colaboración de nuestro personal, participamos en esos procesos”, ratificó María Luisa Avila, ministra de Salud.
“En cuanto a los controles que deberían ejercer los ministerios de Salud o Agricultura, sobre el maíz u otros granos que ingresan, estamos en pañales. En el mundo se sabe que países como Estados Unidos han generado materiales transgénicos, que incluso se exportaron para su reproducción, pero nadie los controla”, confirmó Federico Albertazzi, coordinador de proyecto Construcción de Capacidad Multipaís en Acatamiento del Protocolo de Cartagena en Bioseguridad.
Durante las últimas décadas, las políticas gubernamentales han señalado una senda que no es la de producir maíz localmente, sino más bien importarlo.
En cuestión de 30 años, el maíz producido localmente pasó a ser una ínfima parte de lo que se consume.
Ernesto Villalobos
evillalobos@larepublica.net
País expuesto por ingreso de alimentos transgénicos
No se sabe cuánto del maíz que se importa es producto de ensayos en laboratorio
Al país ingresan cada año unas 616 toneladas métricas de maíz en grano, sin embargo no existe certeza de cuánto corresponde a especies alteradas genéticamente o transgénicas.
La ausencia de procesos de control sobre la seguridad absoluta de lo que comen los costarricenses hace que la situación sea delicada, en tanto estos productos han sido identificados por protocolos internacionales de reproducción y manejo de alimentos, como riesgosos, tanto para la salud humana como para las especies vegetales autóctonas.
El mismo peligro corre cualquier otro alimento a granel —trigo, soya o sorgo—, o bien insumos que sirvan de base en concentrados para animales de granja.
“La ley nos obliga a efectuar controles sobre la calidad vegetal de los granos que ingresan, pero no dice nada sobre llevar a cabo pruebas que determinen si el maíz o el trigo son productos mejorados genéticamente. En todo caso, si hubiera una entidad que deba ocuparse de esas evaluaciones, sería el Ministerio de Salud”, afirmó Jorge Araya, supervisor técnico nacional de Cuarentena Vegetal, del Servicio Fitosanitario del Estado.
Sin embargo, esta apreciación del funcionario del Servicio Fitosanitario no coincide con el criterio de la titular de la salud pública.
“Todo producto alimenticio que se importe, debe venir certificado como libre de transgénicos. Así, el Servicio Fitosanitario es el que se encarga de los controles que estipula la ley, relacionados con importaciones de alimentos a granel. Solamente cuando ellos tienen alguna duda, que podría aclararse con la colaboración de nuestro personal, participamos en esos procesos”, ratificó María Luisa Avila, ministra de Salud.
“En cuanto a los controles que deberían ejercer los ministerios de Salud o Agricultura, sobre el maíz u otros granos que ingresan, estamos en pañales. En el mundo se sabe que países como Estados Unidos han generado materiales transgénicos, que incluso se exportaron para su reproducción, pero nadie los controla”, confirmó Federico Albertazzi, coordinador de proyecto Construcción de Capacidad Multipaís en Acatamiento del Protocolo de Cartagena en Bioseguridad.
Durante las últimas décadas, las políticas gubernamentales han señalado una senda que no es la de producir maíz localmente, sino más bien importarlo.
En cuestión de 30 años, el maíz producido localmente pasó a ser una ínfima parte de lo que se consume.
Ernesto Villalobos
evillalobos@larepublica.net