Pandemia: urge un cambio de estrategia
Jonathan Prendas jonathan.prendas@gmail.com | Lunes 10 agosto, 2020
El Covid-19 nos sigue desnudando como sociedad. La cantidad de casos tiene una estrecha relación con la pobreza, afecta más a aquellas personas que viven de manera hacinada y que por fuerza deben salir todos los días a trabajar o a obtener de alguna manera el sustento, porque no tienen cubiertas sus necesidades básicas.
Pavas y La Uruca son claros ejemplos de distritos golpeados por la pandemia –registran casi el 15% de los casos activos de todos el país- y a la vez son poblaciones con serios problemas de vivienda digna, alto desempleo e informalidad laboral.
Por estas circunstancias, la pandemia no solo debe atacarse desde el punto de vista de Salud, sino que requiere un abordaje más integral para luchar contra los frentes abiertos en las áreas sociales y económicas. Los tomadores de decisiones en torno a la emergencia tienen que incluir una mayor diversidad de actores sociales (Hacienda, MEIC, cámaras, asociaciones) porque no podemos dejar a tanta gente atrás, rezagada, ni mirar para otro lado para olvidar sus problemas.
Nueva República es clara en que los contagios diarios y el aumento de las muertes nos obligan a no bajar la guardia, a continuar con las medidas de higiene, de distanciamiento, a usar mascarillas en lugares públicos y a cuidar de los más vulnerables. Las vidas son irremplazables e invaluables.
También cree que hay otros datos que como sociedad no podemos descuidar. De acuerdo con el MEIC, el 80% de las pymes están en riesgo de desaparecer a finales de año por la crisis ocasionada por el coronavirus; las medidas tomadas por la emergencia sanitaria ya han precipitado el cierre permanente o temporal del 30% de ellas. Eso significa menos trabajo: el jueves, el INEC dio a conocer que al menos 551 mil personas están desempleadas.
Para Nueva República, estos escenarios no admiten la posibilidad de más impuestos –como los propone el Ejecutivo- porque éstos no ayudan a la necesaria reactivación de la economía y tampoco pueden ser soportados por los miles de costarricenses que hoy andan en apuros para pagar el alquiler, los recibos, comprar el arroz y los frijoles.
Mediante un manoseado uso de la palabra “solidaridad”, el gobierno le pide más sacrificios al pueblo o prefiere seguir hipotecando su futuro con el asistencialismo, cuando en verdad lo que debe hacer es controlar mejor el gasto y generar las condiciones para que la gente pueda volver a producir.
La realidad que vivimos tampoco admite amenazas para el sector privado ni crueles cierres de la economía. La gente que ha salido a la calle en los últimos días no pide una apertura indiscriminada, como si nada sucediera; solicita trabajar, con las medidas y protocolos adecuados, pide oportunidades para que los negocios no mueran, apoyo para llevar sustento a sus hogares.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advirtió que Costa Rica será más desigual como efecto del virus, pero si no se maneja la pandemia de forma integral, el Covid-19 nos dejará heridas económicas y sociales que tardaremos décadas en sanar y condenará a la pobreza a miles de costarricenses. Es tiempo de pensar en la gente, de dejarla trabajar.