¿Para qué partidos políticos?
Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 06 agosto, 2021
Sinceramente
Muchos costarricenses han quedado sorprendidos ante la inscripción de veintitantas candidaturas a la presidencia del país. Muchos sin partidos han logrado montar su candidatura en partidos organizados por grupos de personas ajenos a su vocación, ideología y proyectos por carecer de uno propio. Muchos han cumplido el requisito de ser nominados por una asociación partidaria inscrita tan solo días y horas antes de lanzar su nombre a la consideración pública. Muchas personas ante estos hechos se preguntan para qué son los partidos políticos. ¿Si los partidos políticos no cumplen papel alguno en democracia ni en sociedad para qué tener partidos se preguntan muchos?
Creo que lo que se aprecia en estos días con los partidos autobús o taxis no es sino una muestra y un síntoma de la decadencia de la democracia representativa en el país así como de la ignorancia del papel que cumplen los partidos en nuestra comunidad y en democracia.
¿Si prescindimos de los partidos quién de manera permanente estudiará los problemas de Costa Rica? ¿Si organizamos partidos sin estructura para cumplir tan solo el requisito legal para lanzar una candidatura para qué deuda política? ¿Quiénes no tienen partido tampoco tienen un grupo que vaya a dar soluciones a problemas nacionales ni a gobernar adecuadamente si su candidato resultara electo?
Costa Rica vive desde su independencia en el sistema de la democracia representativa. Los electores ejerciendo su soberanía en el momento de la elección de autoridades escogen al presidente de Costa Rica y a los vicepresidentes, de igual manera a los diputados en quienes delegan la soberanía de Costa Rica para poder legislar. En adelante la soberanía residirá en los diputados en su conjunto en conjunción con el presidente, quien es colegislador.
Los electores para poder designar candidatos deben de organizarse en partidos políticos que cumpliendo una serie de requisitos, para evitar auto designaciones o para evitar engañifas, a su vez inscriben dichas candidaturas con la autoridad electoral. Los partidos agrupan a los electores de acuerdo a sus ideales, ideologías, programas y proyectos, para así elegirlos y que ellos desde los poderes legislativo y ejecutivo logren plasmar dichas aspiraciones en leyes y en realidades.
Los partidos son una forma de organización deseable para hacer llegar a las personas afines a esas ideas y propósitos, ideologías y proyectos al poder legislativo y al poder ejecutivo. Los partidos agrupan por afinidad a los candidatos y dan la oportunidad esclarecedora a los electores de saber cuál, cómo y dónde están quienes defenderán sus ideas y sus intereses. Los partidos se organizan para responder a las aspiraciones de los votantes y electores. Los partidos se organizan para mejor facilitar la concurrencia a los sitios electorales como también para plasmar las aspiraciones de quienes los eligieron. En una democracia los partidos se organizan para construir el futuro del país.
El corazón de los problemas de los partidos es la escogencia de los candidatos. Este corazón se manifiesta más débil a la hora de elegir a dichos candidatos a la Asamblea Legislativa ya que no se vota por nombres y apellidos sino por listas. El sistema de las listas encubre nombres de personas lo que no es lo deseable para los electores. De aquí que cambiar el sistema de votar por lista resulta de urgencia. Los electores deben poder votar en su circunscripción electoral por aquellos a quienes desearon ver transformados en autoridades y no otros, aunque las asambleas distritales y nacionales hayan designado a esos candidatos. Ese corazón de los problemas debe de resolverse institucionalmente y además con toda celeridad.
¿Para qué partidos políticos? Los partidos son el cauce para agrupar alrededor de ideas, proyectos, programas e ideología a los votantes. Los partidos son el mecanismo de encauzar los ideales y preferencias del elector y de la ciudadanía a los poderes ejecutivo y legislativo. Sin partidos políticos en la democracia se perdería esa representatividad fundamental y deseable.
Hay que fortalecer la democracia y agregarle al sistema de la democracia representativa elementos crecientes de la directa y participativa. Referéndums revocatorios de mandato, referéndums para eliminar leyes, referéndums para aprobar cambios constitucionales, el uso de las comunicaciones electrónicas, las asambleas consultivas provinciales y la nacional para conocer preferencias y tomar decisiones parecieran posibles y deseables.
Los partidos políticos son muy deseables en la democracia representativa. La dispersión abusiva de partidos pareciera que no contribuye a la democracia, dispersa el voto que al final poco elige y muchas veces no es más que la expresión de oportunismo, organizaciones turecas y vehículos coyunturales para lograr objetivos personales de algunos en las elecciones de todos los costarricenses. Veintidós candidatos presidenciales son un desborde. Miles de candidatos a diputado son más que un desborde un mecanismo de confusión del votante.
Hay que evitar abusos en el número de candidatos pasajeros y coyunturales cuyos objetivos son inconfesables. No se vale usar la democracia en contra de la democracia. No se vale transformar la democracia en un negocio para quienes hacen un partido y lo “prestan” a terceros. Algo de regulación adicional deberá pensarse y adoptarse en el futuro.
Vayamos a las elecciones con plena conciencia de la gravedad de las consecuencias de elegir mal. Comprendamos los mecanismos electorales para mejorarlos, no para aprovecharnos de ellos y corromperlos.
Vayamos a las elecciones a designar las mejores autoridades posibles, las idóneas para que grandes autoridades enfrenten y resuelvan nuestros grandes problemas.
Todo por la democracia y la libertad, con Costa Rica, todo por Costa Rica, viva Costa Rica.
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