Para usar la información y comer pescado se debe tener mucho cuidado
Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 10 diciembre, 2018
Aun en esta época de la posverdad y los hechos alternativos es muy importante contar con buena información, para tomar decisiones adecuadas. Esto es de especial relevancia para la adopción de buenas políticas públicas.
Por eso nos alegramos —quienes somos conscientes de su importancia— del progreso en la elaboración de información sobre la economía nacional. Estamos muy lejos de aquellos años cuando estudiaba economía en la UCR y el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas, bajo la dirección de don Raúl Hess, daba los primeros pasos para tener una primera estimación de las cuentas nacionales.
Pero debemos tener mucho cuidado con la calidad de la información que usamos, con sus limitaciones y con la comparabilidad entre diversas series de datos.
Recuerdo la preocupación que sentí cuando, durante el ejercicio de la Presidencia, el FMI y el BCCR recalcularon el tamaño del PIB del país con elementos que no se habían estado midiendo. El tamaño del PIB aumentó en el orden de un 30%. Por ello debió haber sido menor la preocupación por la magnitud del déficit durante la administración anterior y probablemente algunas de sus políticas.
Llamo la atención sobre tres importantes series de información que hemos venido usando, y que en mi concepto tienen limitaciones que deberían ser corregidas en la medida de lo posible.
Respecto a la primera.
El serio y muy valioso trabajo de Andrés Fernández y Ronulfo Jiménez, “La tendencia de largo plazo de la pobreza en Costa Rica: 1987-2017”, producido para la Academia de Centroamérica y la Fundación Konrad Adenauer me parece que es contundente: La pobreza no ha estado estancada desde mediados de los 90, sino que se ha reducido. Pero muchos pasamos por alto los cambios metodológicos aplicados para determinar el costo de la canasta básica y para medir los ingresos de los hogares, a pesar de que sabíamos de ellos porque el INEC transparentemente los había venido señalando cuando se daban.
Segundo tema. Desde hace varios años vengo señalando graves inconsistencias en la Encuesta Continua de Empleo (ECE).
Realice mis primeros comentarios en “La Encuesta Continua de Empleo y sus Resultados”, 23 de marzo de 2015, y en “La Burocracia no ha Disminuido”, 29 de junio de 2015, ambos se pueden consultar en Disyuntivas, www.rodriguez.cr. En esos artículos concluí: “Evidentemente el número de empleados públicos no disminuyó de 2013 a 2014, y estos datos ponen serias dudas sobre la validez de la disminución en ocupados que refleja la ECE del IV trimestre de 2014.”, y “Es evidente que las ECE sobrestimaron el tamaño de la burocracia durante 2013, y la subestiman desde el tercer trimestre de 2014 hasta el primero de este año” Además los datos de las ECE no son confirmados por los que se obtienen de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) que tiene una mucho mayor fortaleza estadística.
Ahora le surgió una tercera pata al banco. El IMAE.
En junio con los datos disponibles era evidente que la producción nacional se estaba ralentizando. Así lo señalaban, por ejemplo, la caída mes a mes en el crecimiento del crédito bancario al sector privado, los datos trimestrales de PIB y las encuestas. Esto lo confirmaba el Índice mensual de Actividad Económica (IMAE) de mayo que indicaba que desde finales de 2016 se venía desacelerando y la variación interanual venía disminuyendo. Es más, esta desaceleración era la continuación de una tendencia negativa en el crecimiento de la producción que viene desde mediados de 2015.
Pero llegó julio. Los demás indicadores continuaban señalando que la producción estaba perdiendo impulso, pero el IMAE de junio cambiaba los datos —no de ese mes— sino a partir de noviembre del año pasado: ahora la economía según el IMAE se estaba acelerando a partir de noviembre de 2017. La explicación: se había terminado la construcción de un enorme centro comercial, y con ello se incorporaban para junio y para los meses anteriores el valor agregado por ese proyecto.
Pero acá no acaba el problema. Llegó el IMAE de setiembre y de nuevo grandes cambios para atrás y en la tendencia. De noviembre 2017 a abril 2018 el IMAE estaba muy estable, pero a partir de mayo estábamos desacelerándonos.
Tres resultados contradictorios.
Es evidentemente conveniente contar con información de las actividades económicas del país en el menor plazo posible. También es muy bueno que se perfeccionen los métodos estadísticos y administrativos empleados para mejorar la calidad de la información.
Pero las inconsistencias de la información que se detecten deben provocar mejoras en la metodología empleada, así como las faltas de comparabilidad por cambios en los métodos a través del tiempo, deben hacer que se produzcan series paralelas que conserven aspectos metodológicos que permitan su comparación.
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