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HUELLA VERDE


Pasajeros verdes aterrizan en Galápagos

EFE | Viernes 28 diciembre, 2012


La nueva ubicación de la terminal asegura que los gases de las aeronaves estacionadas y en movimiento no ingresen en el edificio y disminuye el ruido percibido por los pasajeros. INTERNET/LA REPUBLICA


Pasajeros verdes aterrizan en Galápagos

La primera terminal aérea ecológica del mundo está en este parque

Con el uso de energía solar, la reutilización del agua y el aprovechamiento de los vientos, entre otras innovaciones apoyadas en la tecnología, las islas ecuatorianas de Galápagos se acaba de convertir en el primer lugar del mundo donde funciona una terminal aeroportuaria ecológica.
Tras un año de construcción, ya entró en operación aunque sus acabados aún no están concluidos, puesto que se realizarán “con la piedra y madera que se saque de la antigua terminal, para evitar desperdicios y reutilizar al máximo el material existente”, indicó el argentino Ezequiel Barrenechea, presidente del Aeropuerto Ecológico de Galápagos y director para Latinoamérica y el Caribe de Corporación América, que tiene la concesión del campo de aviación del archipiélago por 15 años.

El archipiélago de Galápagos es, desde 1978, Patrimonio Natural de la Humanidad y seis años después Reserva de la Biosfera. INTERNET/LA REPUBLICA

El edificio, que usarán entre 800 y mil pasajeros diarios, se inaugurará oficialmente la primera semana de febrero próximo, en tanto que para agosto se prevé que estén listas la pista y la plataforma.
En la construcción se invertirán $24 millones, según Barrenechea.
“Es el primero y el único, por ahora, realmente ecológico y certificado Leed Gold”, dijo en referencia al sistema de certificación de edificios sostenibles desarrollado por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos.
Decidieron construirlo en Galápagos “porque es el mejor lugar para dar el ejemplo de que se puede. Es Patrimonio Natural de la Humanidad e icono en cuanto a cuidado de la naturaleza se refiere”, comentó.
De uso solo diurno, cuenta con colores claros en búsqueda de luminosidad, así como grandes ventanales para permitir el ingreso de luz natural y que ayudan, además, a la ventilación.
En los pocos espacios donde la brisa natural no es posible, se usan conductos de aire enterrado, con ventilación forzada.
El nuevo edificio está ubicado en dirección de los vientos predominantes para aprovechar “al máximo” la brisa del lugar, que permite bajar la temperatura promedio sin uso del aire acondicionado y permite regular con mayor control la cantidad de luz solar.
Una planta de desalinización suministrará el agua para la terminal, donde se la usará en lavabos, mientras que se reciclará la de los inodoros.
Además, un sistema fotovoltaico abastece un 13% de la demanda total de energía de la instalación y se busca que se eleve al 25%.

Quito / EFE







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