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Pobre San José

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 06 febrero, 2015


Merecen un reconocimiento todos aquellos que en el pasado tuvieron sobre sus hombros la responsabilidad de crear el Frankenstein que es hoy San José


Entre cielo y tierra

Pobre San José

“Bienvenidos a la ciudad más fea de la región”, sin dudas San José compite fuerte por ganarse este atributo. Un cetro inmerecido para una pobre aldea de fincas y campesinos, que empezó a desarrollarse con aires de oligarquías, pero que terminó perdiendo toda su coherencia.
Bien desmerecedora fue la demolición del patrimonio arquitectónico, que la dejó como al pobre paciente que uno a uno le fueron arrancados los dientes, supuestamente para curarla de sus reminiscencias de su pasado colonial, y dar espacio a la entrada de la “modernidad”.
Nuestros gobernadores se tragaron ese cuento, y fueron vendiendo las joyas de la Capital al mejor postor, piezas históricas que unían las líneas del tiempo, y nos relataban cómo se formó.
Ahora sin remedio, el “brutalismo” arquitectónico nos ha dejado como legado innumerables cajas de fósforos por todos lados.
Como si fuera poco, para contribuir con el proceso de afeamiento, las autoridades se dispusieron a engendrar un monstruoso sistema de transporte público, que colapsa el incomprensible ordenamiento vial, de calles que suben o bajan sin ton ni son.
Las crisis a finales del siglo pasado, trajeron el hacinamiento, la inseguridad, la indigencia, los barrios fantasmagóricos y, la cereza del pastel, los “alambres de navajas”, una invención tenebrosa que le ha dado a las calles citadinas un “look” de campos de concentración, y prisiones de mala muerte.
Merecen un reconocimiento todos aquellos que en el pasado tuvieron sobre sus hombros la responsabilidad de crear el Frankenstein que es hoy San José.
A ellos y ellas, debemos agradecer el desagradable “tour” cotidiano, por los horrendos barrios, las deprimentes avenidas y los lamentables vacíos que se abrieron para “parqueos públicos” y demás injertos.
Ha sido un esfuerzo grande, pues la ciudad no era así de fea, en algún momento de gracia tenía lindos parques afrancesados, buenas aceras, barrios con identidad arquitectónica, y hasta un tranvía.
Ahora solo queda esperar que llegue al poder algún ser humano que tome seriamente la idea de devolverle a San José su encanto o al menos su dignidad.
 

Luis Alberto Muñoz Madriz

@luisalberto_cr
 

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