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Ponete en mis zapatos

Tomas Nassar tnassar@nassarabogados.com | Jueves 27 noviembre, 2008


Vericuetos
Ponete en mis zapatos

Tomás Nassar

No creas que las cosas son como pensás que son.
Yo entiendo que a veces no tenés tiempo ni para asomarte por la ventana. Tenés mucho que hacer. Cientos de papeles que leer. Comisiones, comités, grupos. Cómo cuesta salir adelante con ese trabajo. Y lo peor de todo es que la gente cree que la llevás suave. ¡Son tan injustos! ¿O quizás ignorantes? ¿Qué podés esperar? Seguro creen que vivís rodeado de empleados, servidores, asesores, consultores, que te dicen qué hacer, qué decir, cómo ver las cámaras de la tele, que hacen todo el trabajo y que vos, pobrecito, la pasás de lo mejor. Todo el día discutiendo con tus compañeros muchas cosas sin importancia y que por eso, porque no se ponen de acuerdo, las cosas no terminan de salir.
No saben lo que es lidiar con tanta responsabilidad. Todo lo que te ha costado llegar hasta aquí. No entienden lo que te has sacrificado, lo duro que ha sido tener que enfrentarte a tanto serrucha-piso, tanto ingrato. ¿Y qué no han dicho de vos? Todo para arruinar tu carrera.
No tenés tiempo para nada. Cómo esperan que lo hagás todo si sos el único que trabaja. ¡Y todas las audiencias que tenés que atender! Qué pereza, tener que oír tanta paja. Todos creen que es tu obligación atenderlos y resolver sus problemas. Como si fueras empleado de ellos. Qué tupé. Como pedirle al niño. ¿Y vos cómo? No, hombre, si con lo que ganás, apenas para ir pasándola. Si fuera por el suelducho, te buscás otra cosa para hacerte rico sin tener que aguantar tanta cosa.
Qué paisucho de envidiosos. Que si ganás mucho, que los beneficios, que una pensión de por vida, qué sé yo. Mentira. Picados, eso son.
Qué pecado. Ni para ir al baño tenés tiempo. Todo el día con el celular en la mano. Diay, que te lo paguen por lo menos. Esa pobre secretaria tuya se va a volver loca de lidiar con tanta chusma. Perdón, pero yo pienso así y vos sabés que yo lo que pienso lo digo. Chusma es poco.
Mirá, francamente no sé cómo hacés. Yo te comprendo perfectamente. Sé lo ocupadísimo que estás, pero es que, y perdoná que te venga con estas tonteras vos teniendo tantas cosas importantes que hacer y en que pensar, pero es que vieras que nos está llevando candanga con la situación. Yo sé que no es culpa tuya y que ese tipo que estuvo antes no hizo nada. Ni el otro tampoco. No, si son una manada de inútiles. Pero es que fijate que la cosa está muy difícil, que se está matando mucha gente. No, si vieras cómo está esto. Disculpame que te venga con estas tonteras, pero es que, diay, yo veo que la cosa está mal, está mal. Y la robadera y tanto maleante que anda haciendo diabluras. No, disculpame, yo sé que vos sos consciente y que estás haciendo todo lo posible y que vas a las reuniones y las comisiones y que te leés esa catizumba de papeles, pero es que, ¿no creés que si les hablás a tus compas, no creés que en la de menos se pongan todos la mano en el corazón y tal vez se puedan poner de acuerdo y, diay, si no es mucho pedir, ¿vos creés que nos puedan aprobar las leyes esas de tránsito y de seguridad ciudadana? Es que vieras que la cosa está jodida y tal vez así se pueda parar tanta matadera y tanta delincuencia. No te enojés. Yo sé que estás muy ocupado para que te venga yo con estas babosadas mías, pero diay, vos no creés que podás, aunque sea por un día, ponerte en nuestros zapatos?

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