Prevenir asaltos está en sus manos
Sharon Cascante scascante@larepublica.net | Martes 10 septiembre, 2013 12:00 a. m.
Prevenir asaltos está en sus manos
Los primeros siete meses de este año dejaron algo bueno, una reducción en asaltos a negocios y casas; invertir dinero en prevención y seguridad privada, tecnología, además del esfuerzo que realiza la policía ayudaron a disminuir los delitos.
Los robos a viviendas disminuyeron un 4% entre enero y julio, incluso en zonas del Área Metropolitana como Escazú, Pavas y Belén, donde se daban años atrás bastantes golpes criminales.
En cuanto a asaltos a locales o edificaciones la reducción en estos delitos es del 8%, sin duda alguna los delincuentes pre eren atacar comercios desprotegidos, con pocas medidas de seguridad y en donde puedan cometer el delito rápidamente.
Justamente este factor puede inclinar la balanza a su favor, implementar sistemas de seguridad privados se complementa con los esfuerzos policiales.
Si bien la labor de la policía ha sido fundamental en la reducción de delitos contra casas y comercios, al final los sistemas de cámaras ayudan a identificar a los delincuentes.
Evidentemente las organizaciones que se dedican a robar no atacan lugares con altos dispositivos de seguridad, es difícil observar robos en residenciales con o ciales privados y monitoreo con cámaras.
El mercado ofrece monitoreo básico con alarmas y sensores de movimiento que son colocados por empresas privadas en su casa o local.
Monitorear con cámaras de vigilancia es parte de las soluciones en seguridad más efectivas, ya que le permite saber lo que pasa durante el robo y a la postre servirá como prueba en un juicio.
Otros sistemas como los botones de asalto permiten que por medio de un interruptor oculto usted active una alarma secreta a la empresa de seguridad que le brinda el servicio.
Si los robos a casas y comercios redujeron no es obra de la casualidad, las personas mejoraron su propia seguridad, a esto se le suman la captura y desarticulación de bandas criminales que se dedican a cometer esos delitos; sin embargo, mejor no se confíe.
Manuel Avendaño
mavendano@larepublica.net