Primer año de Gobierno
Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 17 abril, 2015
Los grandes errores del gobierno han provenido de ofrecer lo que debería haber sabido no podía cumplir
Sinceramente
Primer año de Gobierno
Rodeados del mayor entusiasmo popular llegaron al poder. La votación de la segunda ronda electoral fue de un millón trescientos mil sufragios que eligieron al Gobierno presente.
Distintas eran las motivaciones de unos y de otros al elegir. Miles votaron para que se diera la alternabilidad en el poder. Las percepciones públicas generadas por una prolongada campaña mediática eran de corrupción e impunidad.
Quisieron acabar con el principio de presunción de inocencia con esta campaña de años y en el país ahora muchos piden que los inocentes prueben que no son culpables. Pero la percepción de que era necesario un cambio impulsó una elección sin conocer qué equipo acompañaría al Presidente que iban a elegir. La campaña por el cambio fue exitosa.
El partido ganador no esperaba su triunfo. Y comenzaron a batir barro. En medio de la mar embravecida, el Presidente se dejó decir: “No es lo mismo verla venir que bailar con ella”.
Acostumbrados a ser oposición, los hoy gobernantes seguían en campaña política y algunos comenzaron a hablar de más. No acostumbrados al estatuto del Servicio Exterior o a la discreción obligada de un puesto de gobierno, muchos dijeron lo que pensaban y escucharon lo que no querían. Claro es que el precedente sentado por el Presidente con su “Discurso de los Cien Días” los motivaba a emularlo. Creyeron que gobernar era pelear no consensuar. Muchos embajadores, viceministros, ministros y otros jerarcas se han ido.
No contó el Presidente con que las denuncias destempladas de corrupción en las que se enfrascó, mezclándolas con ineficiencia del aparato estatal, lo iban a hundir en una trampa sin salida. Esas denuncias son ahora el estándar contra el que el país entero juzga a su administración. Corrupción equivale a ineficiencia y el Gobierno no ha sido eficiente, así el Gobierno es corrupto. Las cosas se devuelven.
El país entero se pregunta ¿y las soluciones a los problemas? Pedir favores con insultos no parece razonable. Pelearse con quienes podían darle los votos legislativos hace menos sentido. La gestión política ha sido desastrosa. ¿Consensos? Ninguno.
La aprobación del Presupuesto de 2015 de manera forzada, generó una sentencia de la Sala Constitucional señalando que se había violado el principio democrático. Los gastos que debían reducirse se aumentaron y el presupuesto creció el 19,6% sobre el inmediato anterior.
Los grandes errores del gobierno han provenido de ofrecer lo que debería haber sabido no podía cumplir. El no fijar una matriz energética, no bajar las tarifas eléctricas, la no construcción de vivienda popular, el proyecto de Ley Mordaza y los borradores de impuestos, que ningún jerarca dice conocer, son los mayores errores y revelan una ausencia de coordinación seria. Entre los yerros merecen destacarse el levantamiento de dos vetos interpuestos por anteriores administraciones. Hasta la platina sigue dando guerra y no hay noticia de si se contabilizaron correctamente los 117 automóviles de la Presidencia extraviados.
Sus dos grandes logros han sido aprobar la Ruta 32 y la concesión de APMT en Moín, proyectos que ellos atrasaron por años.
Estamos terminando el primer año. Seguiremos el análisis la semana que viene.
Profesor
Emilio R. Bruce
ebruce@larepublica.net
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