Provocaciones de Trump a China podrían dañar la economía mundial
Bloomberg | Lunes 23 enero, 2017
China podrá estar creciendo a su ritmo anual más lento desde 1990, pero aún es el motor del crecimiento mundial. Eso es algo que los halcones comerciales de Donald Trump tendrán que considerar si realmente tienen la intención de arriesgarse a un conflicto con China para obtener concesiones económicas.
Un enfrentamiento no solo frustraría las relaciones bilaterales, sino que sepultaría una incipiente recuperación global.
Impulsado por el estímulo oficial que puso en marcha industrias con chimeneas y por una clase media floreciente que gasta en cosas como cafés en Starbucks o iPhones de Apple, el producto interno bruto de China creció un 6,7% en 2016.
Eso significa que seguramente aportó un 30% del crecimiento mundial el año pasado, ligeramente superior a su contribución de un 28% en 2015, según Rajiv Biswas, economista jefe de la región Asia-Pacífico en IHS Global Insight en Singapur.
Si Trump sostiene su discurso agresivo de campaña —acusó a China de violar a Estados Unidos y de hacer trampa en el comercio— con aranceles punitivos, la medida tendría repercusiones en las cadenas de suministro en Corea del Sur, Taiwán, Japón y más allá.
La economía de Estados Unidos tampoco saldría ilesa: los medios controlados por el Estado han advertido al gobierno entrante de Trump que Pekín tiene un “garrote” para castigar a las compañías estadounidenses que venden bienes y servicios a China.
“En vista de que China es el tercer mercado más grande de Estados Unidos y el de crecimiento más rápido, no es una consideración trivial para una economía estadounidense sedienta de crecimiento”, dijo Stephen Roach, profesor emérito de la Universidad de Yale y expresidente no ejecutivo de Morgan Stanley en Asia.
“También esperen que China esté mucho menos interesada en comprar deuda del Tesoro, un problema posiblemente serio a la luz de la probable expansión de los déficits presupuestarios federales por la política económica de Trump”, agregó Roach.
Esta semana, el presidente chino Xi Jinping advirtió en una alocución en el Foro Económico Mundial en Davos que la escalada de tensiones comerciales no tendrá ganadores, sino solo perdedores.
Hay mucho en juego. El comercio entre las dos economías más grandes del mundo representa alrededor de 2,6 millones de empleos estadounidenses, según el Consejo de Negocios EE.UU.-China.
Estados Unidos sigue teniendo un creciente déficit comercial con China, pero sus exportaciones de servicios al país crecen rápidamente. Entre 2006 y 2014, treparon más del 300%.
“Si Trump decidiese aplicar un arancel general del 15% a las importaciones de China, el impacto en la economía del país asiático sería significativo, pero mucho menor de lo que la mayoría supone, porque China ya no es una economía basada en las exportaciones”, dijo Andy Rothman, estratega de inversiones en Matthews Asia y exdiplomático estadounidense en Pekín.