Puntarenas asciende con promesas de mejorar
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 24 mayo, 2022
Puntarenas regresa a la primera división, después de ocho temporadas en la liga de ascenso.
Un club, un equipo, con estadio propio y numerosa afición, engalanará la lista de los doce clubes que disputen el próximo campeonato. La UNAFUT debería ir eliminando los clubes gitanos, sin estadio y sin afición, la mayoría, meras comparsas en la competencia.
Alguien dijo por ahí y la frase se puso de moda, de que las finales hay que ganarlas sin jugar bonito. Bueno, en los dos juegos ante Carmelita, el Puerto se amarró a la frasecita y ganó los partidos con una exhibición de fútbol mediocre. Es más, técnicamente en los dos juegos, los carmelos lucieron mejor.
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Entonces, hay que ponerle mucha atención a las manifestaciones del técnico de los Tiburones, Horacio Esquivel y del gerente deportivo del club, Henry Duarte, quienes en medio del festejo, fueron claros en que Puntarenas tiene que mejorar mucho su fútbol, si no quiere que su paso por la máxima categoría sea efímero, mientras que Duarte se adelantó y anunció el fichaje mínimo de cinco jugadores.
No vamos a cuestionar la calidad de fútbol de Puntarenas, si solo lo vimos jugar este par de partidos. Suponemos que el equipo suma mayor capacidad y talento, que siempre en las finales merman por aspectos más mentales que futbolísticos.
Las dos presentaciones del Puerto fueron de baja calidad, pero les alcanzó para ganar los dos partidos, el primero gracias a yerro garrafal de Patrick Pemberton y el segundo que se les acomodó temprano con la anotación de penal.
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Tienen un portero de trayectoria como Guido Jiménez, el aporte de los futbolistas limonenses que entre ellos construyeron el 2-0 definitivo y figuras de recorrido como Asdrúbal Gibbons, Kevin Sancho y Rodrigo Garita. Pero no alcanza.
Pero, ahora es tiempo de festejar y no de cuestionar. La “olla mágica” abre sus puertas con sus fanáticas guerreras de “grito pelado”, listos para quemarle la melena al león, el trasero al Monstruo, marchitar las flores del Team y cocinar papas a la brava.
Cierro con una observación de estética: los colores tradicionales de Puntarenas son naranja y no lucen en los nuevos uniformes.
Lo único naranja de la final fueron los copetes de Steven Williams y Johnny Gordon y el mar naranja en los graderíos.
gpandolfo@larepublica.net
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