¿Qué es es el Síndrome del Impostor? Un enemigo silencioso en altos ejecutivos
Silvia Ureña surena@larepublica.net | Lunes 05 agosto, 2024 12:19 p. m.
La firma global de consultoría organizacional Korn Ferry publicó su informe sobre perspectivas de la fuerza laboral 2024. El mismo analiza las actitudes que influyen en los sentimientos y pensamientos de los empleados. Uno de los resultados muestra una falta de confianza entre los líderes de alto nivel, el 71 % de los directores ejecutivos en Estados Unidos manifiestan síntomas del Síndrome del Impostor en sus roles de trabajo.
LA REPÚBLICA, le consultó a Ximena Simoneau, psicóloga clínica de MediSmart, para conocer más a profundidad sobre qué es este tipo de fenómeno y cómo se puede presentar en ejecutivos.
“El Síndrome del Impostor es una experiencia psicológica en la que las personas sienten que no merecen su éxito, a pesar de evidencias claras de su competencia y logros. En el caso de los altos ejecutivos, se manifiesta a través de una constante duda de sus habilidades, el temor de ser "descubiertos" como un fraude, y una tendencia a atribuir sus éxitos a la suerte o a factores externos, en lugar de reconocer su propio mérito y esfuerzo”, explicó.
Entre sus principales causas en altos ejecutivos destacan tener expectativas personales y sociales muy elevadas, un fuerte perfeccionismo, una cultura empresarial extremadamente competitiva, la falta de mentores o modelos a seguir y experiencias de crítica o falta de reconocimiento, puede contribuir al crecimiento de este sentimiento.
Los datos revelan que los empleados de todos los niveles y salarios lidian con dudas en el trabajo, pero los directivos, incluyendo directores ejecutivos con un 71% y otros altos ejecutivos con un porcentaje de 65, son más propensos a mostrar signos de este comparado con los profesionales en etapa temprana con un 33%.
Para Simoneau, aspectos como la presión y el ritmo de trabajo pueden contribuir al desarrollo de este síndrome. Además de sus consecuencias tanto personales como laborales.
“El ritmo de trabajo intenso y la constante presión a la que se enfrentan los altos ejecutivos pueden potenciar los sentimientos de insuficiencia y ansiedad. La necesidad de tomar decisiones críticas bajo evaluación continua puede aumentar la autocrítica y el miedo al fracaso. Además, la falta de tiempo para la reflexión personal y el autocuidado puede agravar estos sentimientos. Puede tener un impacto negativo significativo tanto en el desempeño profesional como en la vida personal de un CEO o alto ejecutivo. Profesionalmente, puede llevar a la toma de decisiones excesivamente conservadoras, la evitación de nuevas oportunidades, y dificultades para delegar tareas. Personalmente, puede causar altos niveles de estrés, ansiedad, y agotamiento emocional, afectando la calidad de vida y las relaciones interpersonales”, mencionó.
La diferencia principal entre este síndrome y la autocrítica constructiva según la entrevistada: “Radica en la naturaleza y el impacto de las críticas. La autocrítica constructiva es una evaluación realista y equilibrada de las propias habilidades y desempeño, orientada hacia el crecimiento y la mejora personal. El Síndrome del Impostor, en cambio, es una autocrítica irracional y negativa que distorsiona la percepción de los logros propios y genera inseguridad y ansiedad persistentes”.
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Los altos ejecutivos pueden utilizar varias estrategias para superar el Síndrome del Impostor, cómo:
- Buscar apoyo en mentores y colegas que puedan proporcionar una perspectiva externa y positiva
- Practicar la autoafirmación y el reconocimiento de sus logros y habilidades
- Establecer metas realistas y celebrar pequeños logros
- Aprender a aceptar elogios y reconocimiento de manera genuina
- Trabajar con una personal profesional de la salud mental para abordar las raíces de sus inseguridades y desarrollar una mayor autocompasión
Algunas de las formas en que las empresas pueden ayudar a sus líderes a contrarrestar este tipo de fenómeno son: promoviendo una cultura de reconocimiento y apoyo, ofreciendo programas de mentoría, proporcionando acceso a coaching y servicios de salud mental, fomentando un ambiente donde se valore el esfuerzo y el aprendizaje tanto como los resultados. Además, pueden realizar talleres y formaciones sobre el Síndrome del Impostor y sus efectos para aumentar la conciencia y la comprensión en toda la organización.