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El equipo de comunicación le ha quitado solemnidad y merma el respeto al Presidente. Lo han metido en una “tercera ronda” electoral

¡Qué madre, 100 días!

Claudio Alpízar redaccion@larepublica.net | Jueves 14 agosto, 2014


Mañana, Día de la Madre, se cumplen los primeros 100 días del actual Gobierno. Era 8 de mayo, en el Estadio Nacional tenían su primer Consejo de Gobierno con una acongojante confusión de nombres al momento de la juramentación del gabinete. El Presidente ante los medios de comunicación ponía calma al decir y repetir con parsimonia y risa suave a sus subalternos: “Ahorita aprendemos, ahorita aprendemos”. ¿Lo recuerdan?

Así arrancaba la Administración Solís, reconociendo sus debilidades públicamente, lo que condimentó con un decreto de emergencia de poca fuerza política, como fue aquel de las nueve alcantarillas. Se dejó ir la oportunidad para declarar algo de más trascendencia nacional.

En 100 días lo que se evalúa es el estilo del gobernante y la seguridad con que se mueve, la confianza que genera, dicho esto, mi calificación para esta Administración sería de un noble y subjetivo 6 de 10. El señor Presidente es profesor, así como muchos de su equipo, sabrán que con esa nota reprueban. Los exámenes presentados muestran impericia política, descoordinación, contradicciones, falta de horizonte y muchos “autogoles”.

Cortar arbustos de Casa Presidencial como símbolo de transparencia, levantar la bandera de diversidad sexual a manera de apoyo, tocar puertas casa por casa de los vecinos de la Presidencia, ir de gira a la Trocha como un “conquistador” sin propuesta de acción, ir de viaje a Estados Unidos sin ser recibido por su homólogo, brincar con la camiseta No.14 del “Presi” con los aficionados al fútbol, etcétera; evidencian a un equipo de comunicación más concentrado en la simbología y el populismo que en ocupaciones propias del Presidente.

El equipo de comunicación le ha quitado solemnidad y merma el respeto al Presidente. Lo han metido en una “tercera ronda” electoral y le hacen desperdigar apoyo, un recurso tan valioso en el arranque de gestión, al que siempre acompaña el beneficio de la duda.

El gabinete en la gestión muestra discapacidades. Nombraron a un ministro que no es del estado seglar como lo exige la Constitución; evidenciaron no conocer la Ley 4-3 al momento de conformar las juntas directivas de las autónomas; expusieron ignorancia sobre cómo se calcula el precio de la gasolina; no cumplieron con la Asamblea de Trabajadores del Banco Popular en la integración de su junta directiva. Estos son unos ejemplos de que no hay conocimiento del entramado institucional y de las leyes básicas.

No todo ha estado mal, buenas decisiones se dieron, como remover al director de Fuerza y Luz para acabar con la fiesta de gollerías; respetar a China como socio comercial; abrir a mayores oferentes las licitaciones de Conavi; esfuerzos por recuperar la agricultura; limitar el monto de las pensiones. Quedando mucho tiempo por delante —1.360 días— podríamos revivir esperanzas si el Presidente define su horizonte y sacude su gabinete con cambios y acciones. Al final de cuentas un buen gobierno es un gran “negocio” para todos.

Ahora, pienso que un error por venir es oficializar los 100 días con un informe al parlamento, pues igual que Thomas Jefferson: “me gustan más los sueños del futuro que la historia del pasado”.


Claudio Alpízar Otoya

Politólogo


 

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