Recorte en gasto, primer ingrediente de una reforma fiscal
| Lunes 27 abril, 2015
Recorte en gasto, primer ingrediente de una reforma fiscal
Si el Gobierno no da el ejemplo en la contención del gasto los sectores productivo y político no tendrían voluntad para ceder sobre cambios en el sistema de ingresos
La receta de una reforma fiscal que le dé sostenibilidad al país, debe iniciarse con un recorte sustancial en el gasto público.
Ese es el consenso entre expertos y representantes de ambos grupos, quienes cuestionan al Ministerio de Hacienda por buscar nuevas fuentes de ingresos, antes de tomar medidas con la gran cantidad de dinero que se gasta en salarios, convenciones colectivas o pensiones del sector público.
Está claro que el Gobierno de turno está haciendo lo posible para que el déficit no aumente, pero sus esfuerzos no muestran una gran mejoría debido a que no se tomaron medidas para controlar los puntos que ejercen mayor presión al gasto.
El déficit fiscal afecta a todos los costarricenses, pobres o ricos, no tiene discreción. Aunque sea un tema heredado de administraciones anteriores, el país no puede esperar más, y al Gobierno actual le corresponde trazar la ruta que solucione de una vez por todas la situación roja de las finanzas nacionales.
Al año pasado, éramos la tercera economía de América Latina con el mayor déficit fiscal, superada solo por Ecuador y Honduras.
El análisis sobre el gasto público es la prioridad. No solo buscar la medicina en el lado de los ingresos, ya que el principal detonante de este problema es la cantidad de dinero que se destina a empleos, beneficios, pensiones, entre otros, del sector público.
Mejor uso de los recursos públicos, revisar y mejorar la estructura de egresos, reducir los gastos superfluos y, sobre todo, discutir e implementar una ley de empleo público, que entre otras cosas, elimine los pluses salariales.
Los empresarios son quienes hoy pagan impuestos, y conforman el motor de la economía nacional. Los enemigos son aquellos informales que evaden al fisco en detrimento de los ingresos fiscales y la sana competencia.
La informalidad supera el 40% en nuestro país. Por eso no se debe pensar en cobrar más, sino que todos paguen lo que les corresponde.
Es necesario mejorar el clima de negocios en el país y la confianza en los empresarios, ya que esto aumentaría el crecimiento económico, dando más ingresos al Estado, así como a todos los costarricenses.
Mientras no haya cambios en los gastos, ni eficiencia en el sector público, no existirá reforma tributaria que sea suficiente para conseguir la reducción o, por lo menos, la contención del serio problema financiero del país.