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COLUMNISTAS


¿Referéndum, realmente?

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 24 mayo, 2024


He comenzado a leer los comentarios de diferentes “troles” y de varias “focas” en Facebook y otras redes en los que se habla de que para qué limitaciones o requisitos en los referéndums.

Muchos troles, fácilmente susceptibles de identificar, incluso hablan de acabar con la Asamblea Legislativa y el Poder Judicial. ¿Para qué referéndum si lo que se necesita es acabar con todo? Los “troles no son espontáneos, son dirigidos desde las alturas del poder.

Todo esto ha consternado mucho, ya que el referéndum, fue establecido por ley y con lineamientos muy claros que han estado vigentes muchos años. La ley ha sido puesta en práctica con el referéndum del TLC con todo éxito.

Estas manifestaciones sugieren que en algunos no hay verdadera intención de hacer el referéndum. Estas expresiones más bien parecen anticipar que se desea ahondar la confrontación que algunos grupos han sostenido con la institucionalidad del país y que ahora desean se profundice aún más contra la Asamblea Legislativa, el TSE y el Poder Judicial.

Mal pinta, mal huele, peor se ve, y esto no debería ser así. Al contrario, con alegría debería asumirse esta maravillosa herramienta de democracia directa para aprobar o improbar por los electores algunos asuntos. Puede que los sometidos a este referéndum sean simples proyectos de ley, pero hay el deseo y la voluntad gubernamental de llevarlos a una votación nacional para aprobarlos o descartarlos.

Es menester seguir el camino de ley y cumplir con todos los requisitos establecidos para la verificación de un referéndum. Es menester no frustrar a los votantes ni contrariar los deseos democráticos de quienes apoyan los proyectos que en su momento se conocerán. Resultaría desastroso decir que se desea y se lanzará un referéndum, solo para luego señalar frente al país que no se pudo porque fuerzas contrarias al mismo no lo permitieron, señalando a la Asamblea Legislativa, al TSE y al Poder Judicial y buscando levantar los ánimos en contra de la institucionalidad.

Todos los que conocimos el anterior referéndum sabemos que es arduo de lograr exitosamente. Todos sabemos que las leyes deben de cumplirse. Todos estamos enterados que los requisitos a cumplir obedecen a la voluntad del legislador que creó el referéndum, no es cuestión de desconocer los mismos. Para no realizar el referéndum, no es cuestión de decir que otros están conspirando contra el soberano en su facultad de aprobar unos proyectos de ley. El gobierno que va a convocarlo conoce muy bien la ley y sus requisitos.

Lo que es válido es decir manos a la obra e iniciar con prontitud la recolección de firmas o la determinación de lo que va a aprobarse o a improbarse. Aún no se conocen los asuntos o los proyectos que van a someterse al referéndum. Manos a la obra, con diligencia y con tesón. Este es un momento de iniciativa democrática y como tal debe de interpretarse. Es claro que la mayor parte de este próximo año y medio el gobierno no hará más que buscar que el referéndum se realice. Con el trabajo o actividad de preparación del referéndum poco más podrá hacer y si el tiempo no les es suficiente será la próxima administración la que verá los frutos de toda la actividad.

Que no se use el referéndum para soliviantar al pueblo. Que no se use la herramienta de consulta directa como arma de agresión contra unos u otros. Que no se usen los poderes de la república como chivos expiatorios de un fracaso o se usen los mismos como herramienta para producir conflicto entre hermanos. Generar divisiones, pleitos, conflictos que pudieran desembocar en situaciones de violencia es irresponsable.

Un proyecto como éste debe de ser lo que es, una herramienta de democracia directa y nada más. Que esta no sea una bronca producida desde las alturas para que los costarricenses divididos se enfrenten entre sí, sino un cierre memorable de la presente administración.

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