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Reflexiones: Costa Rica urgen medidas económicas y sociales ante el coronavirus.

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 17 marzo, 2020


Una crisis inédita y cuyas consecuencias podrían llevar meses e incluso años en volver a una normalidad social y económica en el planeta. Lo bueno, la revaloración de nuestro estado social de derecho y particularmente, de la seguridad social costarricense, cuestionada por unos cuantos neoliberales que un día sí y el otro también, intentan destrozar la construcción social que nos ha hecho diferentes en el mundo.

He de distinguir que existen muchos héroes entre nuestros doctores, enfermeras, personal técnico y de servicios de nuestros hospitales, clínicas y EBAIS. A ellos y a quienes pensaron un sistema inclusivo, universal y financiado a través de una condición tripartita de empresas, trabajadores y gobierno, nuestro agradecimiento y compromiso de defensa de este sistema de salud que hoy nos da tantas satisfacciones.

Empero, los efectos económicos y sociales de la crisis pueden ser mucho mayores que los efectos sanitarios de corto plazo. Urge fortalecer la solidaridad y la inclusión social ante una economía debilitada por la situación externa y por la pérdida de dinamismo de la demanda interna. Las medidas para atender las consecuencias económicas y sociales del coronavirus deben enfocarse desde dos ámbitos, del lado de la oferta y del lado de la demanda. Es vital proteger a las personas y al ecosistema productivo que genera empleo, urge pensar en la gente solidariamente.

Del lado de la oferta propongo un gran programa crédito de salvamento a MYPIMES que se traduzca en dos componentes.

1. El primero, darle salida a los 600 mil millones de colones que hoy tienen depositados los bancos en el Banco Central a través del Sistema de Banca para el Desarrollo, cediendo crédito para capital de trabajo por una única vez a todas aquellas empresas que requieran compensar la pérdida de ventas o cambios producto de la crisis sanitaria, eso sí, con el compromiso de no despedir a ningún trabajador durante el período que dure la emergencia.

2. Establecer un programa especial de vivienda social para familias en pobreza y pobreza extrema que se financie de inmediato con fondos al cero por ciento de interés y que propicie que se genere empleo en la economía, eso sí, con reducción de los costos de la seguridad social del empleo temporal que se genere, cediendo un monto único por construcción y cubriendo a la totalidad de los trabajadores involucrados en el programa.

Las empresas que podrán integrarse a este gran programa de apoyo productivo deberán garantizar no despedir a ningún trabajador y al mismo tiempo, avanzar en los procesos de formalización requeridos para ser parte de este subsidio temporal.

Del lado de la demanda propongo crear un bono único para todas las familias en el 30 por ciento más pobre de acuerdo con la distribución del ingreso.

1. Este programa tendrá dos componentes, un bono en especie de los requerimientos sanitarios para atender la emergencia, comprados y distribuidos a través de la Comisión Nacional de Emergencias y utilizado las instituciones ya existentes. El segundo componente, un bono especial para adultos mayores con pensiones del régimen no contributivo que garantice un ingreso extra para el cuido. Los niños y niñas en edad escolar deberán recibir un pago adicional si son actuales receptores de beca para atender la alimentación de sus familias, debido a que deberán permanecer en sus casas durante el tiempo que dure la emergencia.

Para financiar este conjunto de programas propongo que se disponga de un 50% de la disminución efectiva de los precios del petróleo y que se canalice todo a través de un programa de emergencias. Dicho fondo será un fondo solidario que podrá extenderse en tanto siga la emergencia y no se tengan los signos de recuperación de la economía nacional. Se utilice de manera única los 600 mil millones que los bancos hoy tienen depositados en el Banco Central y que están en no uso económico, cuyo costo es muy bajo y que podría subsidiarse a cero interés. Sumado a lo anterior, a una campaña nacional de solidaridad que invite a todos a contribuir con donaciones y con asignaciones en especie. La crisis económica y social debe sacar nuestras mejores fuerzas de una sociedad solidaria e inclusiva, si el barco se hunde nos vamos todos, pero con solidaridad y con capital social saldremos fortalecidos de esta crisis que ha profundizado el coronavirus.

Dr. Leiner Vargas Alfaro

www.leinervargas.com

Catedrático y economista de la UNA







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