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COLUMNISTAS


Reflexiones: De la usura y los efectos de la regulación en el mercado financiero, I parte

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 07 julio, 2020


Quiénes han defendido la liberalización de precios y la segmentación o discriminación de clientes mediante tasas abusivas de usura, es decir tasas que superan los niveles de riesgo permitidos por la propia entidad regulatoria, quieren probar ahora su tesis de que la regulación provoca la exclusión financiera en el mercado. Se ha utilizado todo tipo de noticia y reportaje en los últimos días, desde quiénes quieren atribuir el efecto BAC o IMPROSA al resto del sistema financiero, hasta los que se rasgan las vestiduras por el desempleo provocado en las garroteras conocidas y las casas comerciales, mismas que superan las tasas de interés de usura acordadas en dos o tres veces. A todos vale la pregunta, ¿cuánto cuesta la usura en el ecosistema social y económico?, ¿Será mejor unos cuantos empleos de los usureros que la quiebra masiva y el abuso usurero existente en el momento previo? Será entonces que el negocio financiero está siendo afectado por la regulación promovida o será, por el contrario, que la dinámica de la industria financiera esta cambiando y sus efectos son de mediano y largo plazo.

La verdadera razón de los brincos y saltos de los usureros en esta semana es la inminente reglamentación de la ley de la usura, ahora pretendiendo influenciar ya no al legislador que en definitiva asumió con responsabilidad el tema, sino a los actores institucionales como el Banco Central o la SUGEF, entes que tienen a cargo la aplicación de las nuevas normas reguladoras. Parece importante recordarles a los consumidores financieros, por aquello de los malentendidos, que estos entes nunca dieron un visto bueno a la regulación propuesta y que ahora, pareciera tienen que regular un mercado del que no están de acuerdo en regular.

Lo cierto es que la regulación de la tasa de usura promoverá mayor competencia en los segmentos regulados y la clara disminución del negocio de la usura en términos legales, reduciendo el costo judicial de los juicios y evitando quiebras futuras de consumidores financieros. Se deberá perseguir con fuerza los efectos del mercado paralelo, poniendo en evidencia la criminalidad y las mafias de prestamistas ilegítimos existentes, negocio que pasa a ser un mercado negro criminal que debe tener mayor control judicial. En el mercado formal la reorganización de los bancos, financieras y comercios a tasas con rangos menos usureros será un gran beneficio para los consumidores financieros, sobre todo a aquellos que alcancen patrones de riesgo menores y logren tener mejor educación financiera. La gestión de riesgo de los bancos, comercios y financieras será fundamental para evitar las pérdidas de capital y para asegurar, a los buenos clientes tasas competitivas. Lo que vemos en primera instancia en estos meses es una renovación de la oferta de tarjetas y readecuación de deudas para asegurar continuar con el negocio. A mediano plazo los negocios financieros deben apostar por la reducción de costos y la eficiencia financiera.

El BAC ha dicho que sus motivos de despido de personal, de cierre de sucursales y de eliminación de un pequeño porcentaje de sus tarjetas se debe a la inminente regulación de la usura. ¿Cuánto de eso será cierto?, la verdad es que los negocios financieros y en particularmente los bancos, han venido teniendo competencia paralela en múltiples formas, por una parte, los negocios comerciales grandes han hecho bancos paralelos con sus clientes, por lo que la función financiera se presta ahora desde ventas de carros, hasta venta de frijoles. La competencia con los bancos ha hecho que los grandes supermercados y negocios de electrodomésticos se han convertido en financieras paralelas. Una segunda razón, es la vertiginosa innovación existente en las finanzas, que tienden a convertir en obsoleta la estructura tradicional de un banco. Los “Call Centers” han absorbido buena parte de las funciones operativas del banco, en forma de “outsourcing”, de tal forma que la sucursal tradicional pasa de moda, poniéndose en vigencia las nuevas “apps” financieras, mismas que tienen costos muy bajos y eficiencia mayor. Así es, nos guste o no nos guste, los bancos y los medios de comunicación escrita serán piezas de museo después del COVID-19.

El efecto BAC será mucho mayor y tendremos que pensar seriamente en la industria financiera tradicional. Los bancos en realidad son unidades de negocio de gestión del riesgo y se fundamentarán cada vez más en tecnología y análisis de grandes bases de datos, más que en personas en frente de una ventanilla o de un escritorio. Entender a tiempo esta tendencia financiera será vital para las nuevas organizaciones financieras y el ajuste a tiempo de nuestra banca pública, hoy sufriendo de grandes pérdidas de incobrables, con costos de gestión y operación muy altos y sin claras estrategias para operar en el mundo 5G en el que tenemos al frente. No nos extrañe entonces la desaceleración de la industria financiera en los próximos meses y años, esto apenas inicia. Lo que no estoy de acuerdo en justificar es que sin causalidad y, sobre todo, de manera tan evidente se quiera engañar a la opinión pública con un tema que no es la verdadera razón de los despidos y los cambios en la estrategia operativa de los bancos, financieras y comercios.

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