Reflexiones: Medidas para salvar el sistema financiero en medio de la crisis del COVIDE20
Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 07 abril, 2020
Aunque algunos ilustrados banqueros con datos del 2019 han dicho recientemente que están protegidos del virus económico COVIDE20, resultado de la Pandemia sanitaria del COVID19, la verdad es que la racionalidad económica de tales discursos dista mucho del pensamiento económico y de su racionalidad. Tenemos un sistema financiero costarricense muy pequeño, altamente concentrado en actividades especulativas de comercio y crédito de personas con alta exposición a los efectos de la pandemia. Buena parte dela cartera bancaria se encuentra expuesta ante la emergencia, ya sea porqué las familias tendrán una baja sustancial en su ingreso personal disponible por la caída en el empleo y en los salarios o por la falta de liquidez de las empresas que han visto caer su facturación drásticamente producto de las medidas sanitarias. Empero, el sistema financiero tiene una amplia exposición a créditos en dólares de personas que no tienen ingresos en esa moneda y las actividades turísticas y de exportación tardarán en recuperarse al menos dos años en el escenario más optimista. En fin, claramente los bancos están contaminados con COBIDE20, también. En este escenario son urgente las medidas para proteger a los usuarios y su capital.
Dada esta situación y considerando los escenarios futuros del país en materia de recuperación económica, procede diseñar medidas urgentes que protejan el sector financiero de una posible crisis sistémica que ponga en peligro el ahorro y capital de nuestros ciudadanos, al mismo tiempo que garantice un actuar adecuado del sistema para afrontar las condiciones actuales durante la crisis y la necesaria reactivación económica una vez el país y el planeta tenga mayor control de la pandemia sanitaria. En el corto plazo se hace fundamental el aprobar la regulación de las tasas de usura para evitar a toda costa el aprovechamiento inmoral de la estrechez de liquidez para endeudar a empresas y familias de forma usurera. Esta regulación urge tenerla en las próximas semanas y no debería superar la tasa del 30 por ciento, elemento central para adecuar el comportamiento financiero de los bancos a las condiciones internacionales y a los escenarios actuales de capacidad de pago de las familias y de las empresas.
Un segundo elemento que podría considerarse es una integración de los dos bancos públicos, consolidando su cartera y su accionar en un gran banco público dedicado a desarrollo económico. Esto podría reducir costos y fortalecer la posición competitiva de este gran banco nacional de Costa Rica. Abandonando las actuales orientaciones crediticias especulativas y atendiendo de forma clara la financiación de los emprendedores, las empresas agrícolas y la producción industrial y turística nacional. Se podría brindar una línea de capitalización adicional para que los bancos enfrenten la crisis con una moratoria anual a los créditos hipotecarios y productivos, de tal forma que tanto las empresas como las familias puedan atender las nuevas circunstancias ante la crisis. Dicha moratoria generaría una mecanismo de alivio inmediato que debería asociarse con el sostener al ecosistema productivo activo y demandando durante la crisis, sin afectar los indicadores de cartera de los bancos.
Todo lo anterior asume que las consecuencias económica pueden recuperarse en dos o tres años y que existirán importantes cambios en la forma en cómo operan los sistemas financieros una vez que pase la crisis. La regulación preventiva debe garantizar una orientación de la banca privada a las actividades productivas e hipotecarias sanas, favoreciendo la competencia y una mayor especialización bancaria. Limitar el accionar del mercado informal con penas a la usura es esencial. Todo lo anterior asume la necesidad de tener entes reguladores más fuertes y técnicamente separados de los grupos corporativos de la banca. Este último tema ya lo hemos tratado en columnas anteriores pero no es poco importante, la necesidad de limitar el lobby bancarios privado de la gestión regulatoria pública. Es esencial en este particular eliminar el financiamiento de partidos políticos a través de fondos de la banca privada, cortando así la relación existente entre el lobby y el interés político de algunas fracciones legislativas.
Dr. Leiner Vargas Alfaro
Economista
www.leinervargas.com
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