Regálese baños de silencio
Candilejas candilejas.cultura@gmail.com | Viernes 01 marzo, 2019
Hay importantes procesos cerebrales que solo se pueden llevar a cabo cuando estamos en silencio.
Así lo demostró un estudio llevado a cabo en Alemania por el “Research Center for Regenerative Therapies Dresden”.
Los expertos constataron también que las nuevas células nerviosas se integraban progresivamente en el sistema nervioso central y que luego se especializaban en diferentes funciones.
El silencio nos vuelve más inteligentes, creativos y seguros, pero también tiene efectos muy positivos sobre los estados de angustia.
Antes se pensaba que las neuronas eran incapaces de regenerarse, pero ahora sabemos que no es así, y que incluso el silencio puede jugar un importante papel en ese sentido.
No obstante, en la forma en que vivimos actualmente, resulta difícil disfrutar de silencio. Esto es una buena razón para incorporar a nuestros hábitos cotidianos, los “baños de silencio”.
Hemos perdido tanto la posibilidad de estar sin ruidos en nuestro entorno, que no es raro ver que algunas personas, sí lo logran, se sienten extrañas.
Una investigación que se realizó en la Universidad de Cornell, encontró que los niños que viven cerca de los aeropuertos mantienen un elevado nivel de estrés.
Luciano Bernardi, médico y músico, mientras realizaba un estudio en el año 2005, sobre los efectos de la música en las personas, empezó a descubrir la neurofisiología del silencio, a partir de los intervalos y los interespacios de la música.
Este médico y sus colegas notaron que los espacios de silencio tenían un efecto considerable en el ritmo cardíaco, la respiración y los registros cerebrovasculares de los sujetos del estudio.
Ellos descubrieron que pausas de dos minutos eran mucho más relajantes aun que “música relajante”.
Al parecer, según este estudio, el silencio sólo existe en relación al sonido, como la oscuridad con la luz.
La científica Imke Kirste de la Universidad Duke, en Estados Unidos, demostró que ratones expuestos a dos horas de silencio empezaron a desarrollar nuevas neuronas, lo que se conoce como neurogénesis.
Según esto, el silencio es un medio ambiente enriquecido, paradójicamente estimulante para el crecimiento neuronal.
“Vimos que el silencio realmente ayuda a las células a regenerarse, a convertirse en neuronas e integrarse en el sistema”, afirmó Kirste en la publicación de su estudio en la prestigiosa revista argentina “Nautilus”.
Así, conociendo o no estos descubrimientos de la ciencia, quizás por intuición en algunos casos, muchas personas consideran hoy al silencio como un producto de lujo que tiene ya un mercado.
Finlandia, por ejemplo, se aprovecha ahora de su poca densidad sonora. “Hecho a mano en silencio finlandés”, se dice.
De ahí también que alguna gente cuando busca comprar una propiedad para vivienda, la escoja en lugares sin el ruido permanente de las ciudades, sin esa contaminación sónica que tanto estrés produce, entre otras cosas negativas para la salud humana.
No sabemos, pero bien podría ser que esa “zona azul”, Nicoya, en Guanacaste, en donde hay abundante cantidad de personas centenarias con una buena calidad de vida en cuanto a su salud, además de ser un sitio en donde la alimentación es saludable, sea un lugar silencioso, al menos por las noches, y esté beneficiando a sus habitantes.
Por el contrario, en las ciudades generalmente los ruidos no generan tranquilidad porque son automóviles, camiones, motocicletas, músicas estridentes, entre muchas otras cosas que producen estrés.
Por eso, si puede, regálese “baños de silencio”. Usted se sentirá bien y su cerebro generará nuevas neuronas e interconecciones neuronales.
Carmen Juncos Biasutto
Editora jefa y Directora de proyectos