Rehenes de manifestaciones
Danny Canales dannycanales.asesor@larepublica.net | Viernes 05 abril, 2013
Policía fue inhabilitada para dispersar marchas
Rehenes de manifestaciones
Movimientos de presión regulados serían la solución
Los ciudadanos son rehenes de las manifestaciones.
Congestionamiento durante la hora pico matutina fue la consecuencia de la protesta de los taxistas durante el martes anterior, quienes exigían mayor rigidez contra los transportistas conocidos como porteadores. gerson vargas/la república
Ayer, un grupo de exporteadores castigó a los ciudadanos con llegar tarde a sus trabajos, citas médicas o centros de estudio, tras apoderarse de las calles para exigir placas de taxi.El martes pasado, habían sido los taxistas formales quienes estacionaron sus vehículos en plena vía pública en el centro de las principales ciudades, provocando el colapso del tránsito por varias horas.
Y para la próxima semana ya se está convocando un nuevo movimiento contra el gobierno en Alajuela, esta vez en protesta por los peajes que tendrá la ruta a San Ramón.
Esa situación la seguirá sufriendo la población, pues la única salida que tienen a mano para evitar llegar tarde es levantarse más temprano.
Lo anterior porque la Sala Constitucional le aclaró a la Fuerza Pública que no está facultada para despejar las carreteras cuando se presenten movimientos de protesta.
Solo podrá hacerlo si los manifestantes ponen en riesgo la vida de terceros, se enfrenten sin razón a la Policía o dañen bienes públicos, podrán intervenir los oficiales para dispersarlos.
La otra condición en que la Fuerza Pública puede actuar es cuando el movimiento de presión se realiza donde solo hay una vía de acceso y deje aislada a una comunidad, lo cual sucede en pocas ciudades.
Reprimir una manifestación genera una afectación al contenido esencial de los derechos constitucionales de reunión pacífica y libertad de expresión, se resolvió en un fallo, que involucró algunos manifestantes en contra la Caja.
La policía los detuvo porque estaban impidiendo el tránsito, apegada al Código Penal que castiga con prisión de hasta 30 días el impedir, obstruir o dificultar la circulación tanto a peatones como a vehículos.
Sin embargo, hay opciones para evitar que las constantes marchas en la vía pública afecten a la mayoría de la población.
Una es permitir las manifestaciones solo si ya se han agotado los canales de diálogo y no como en algunos casos en que el movimiento es para buscar el acercamiento.
Eso se lograría con la creación de una oficina encargada de otorgar los permisos para hacer uso de las vías públicas para manifestarse, que tenga la función de mediar por un arreglo previo.
Otra medida es delimitar y darse la suficiente publicación a las rutas que se utilizarán para realizar la manifestación para que la población pueda tomar sus previsiones.
En este caso, la gente tendría todo el derecho de hacer las manifestaciones públicas.
Por otro lado, los conductores podrán prever las rutas que deben tomar para llegar a su destino y no quedar presos en las calles cerradas.
No obstante las quejas de la mayoría de la población contra las obstrucciones de vías y a que los movimientos de presión van en aumento, no hay propuesta en este momento para regularlas.
Danny Canales
dcanales@larepublica.net